La música de cine, ese ingrediente que tantas veces pasa desaparecido en una película, se convirtió ayer en protagonista con la interpretación en directo de la banda sonora de "Taxi Driver" (1976) en el teatro de la Laboral, con motivo de la concesión del premio "Princesa de Asturias" las Artes al cineasta Martin Scorsese, director del icónico filme. La versión sinfónica a cargo de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, bajo la batuta de Robert Ziegler, convenció en Gijón. El público dedicó a la banda una sonora ovación y varias personas se pusieron en pie al grito de "bravo".

La OSPA dio vida a la música que Bernard Hermann compuso para el film de Martin Scorsese en un evento titulado "Taxi Driver sinfónico" y que contó con la presencia de la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, y del director del Festival Internacional de Cine de Gijón, Alejandro Díaz Castaño, quien repasó algunas de las claves que hicieron del filme "un clásico del cine".

Y para muestra, el lleno total que desde hace días se había anunciado para disfrutar de forma diferente de una de las cintas más celebradas de Scorsese. Un público que pudo disfrutar, a la entrada del recinto, de un particular photocall en forma de taxi neoyorquino, como el presente en la película.

El escenario se mostró espectacular, repleto de instrumentos, con muchísima percusión, que acompañaría a la proyección de la película, en versión original con subtítulos en español.

La de ayer no fue una experiencia nueva para la OSPA, que sabe bien cómo afrontar este tipo de retos, tras varias colaboraciones con el mundo del cine en los últimos años, con incursiones en el cine mudo, con la película "Fausto" de Murnau o al thriller contemporáneo, con "El secreto de Marrowbone" del asturiano Sergio G. Sánchez.

"Taxi Driver" fue la última composición de Hermann, que falleció a las pocas horas de finalizar la grabación de la banda sonora. La historia del taxista neoyorquino que encarna Robert de Niro no habría reflejado la atmósfera de la gran manzana en los años setenta sin una banda sonora que se inspira en el paisaje sonoro de la ciudad, con la percusión y los motivos de saxo en clave de jazz, que contrastan con los momentos en que la música evoca la tortura psicológica que vive el protagonista.