El violinista asturiano Aitor Hevia es uno de los cuatro integrantes del "Cuarteto Quiroga", la agrupación afincada en Madrid que recientemente ha recibido el Premio Nacional de Música 2018 en la especialidad de interpretación. Junto a ellos también fue premiado el compositor Javier Darias Payá. Su actividad concertística es frenética: las próximas actuaciones antes de Navidad incluyen citas en Suiza, Lisboa, Londres, Países Bajos y Alemania. Hevia fue "Asturiano del mes" en 2015.

El cuarteto se está preparando para el que será su próximo disco, que comenzará a grabar en el mes de diciembre. El repertorio se basa en música escrita por compositores que desarrollaron su actividad en la corte española durante el siglo XVIII, como Brunetti, Bocherini, Almeida y Corselli.

"Algunas de estas obras no están apenas grabadas o son grabaciones antiguas, y es una forma de rendir tributo al repertorio musical español", asegura Hevia a LA NUEVA ESPAÑA. "Son obras que no tienen cabida aún en el mundo del cuarteto de cuerda más profesionalizado, por eso nos resultó interesante su grabación", añade.

La intención era en un primer momento realizar esta grabación con los instrumentos de la Casa Real, los dos violines, la viola y el violonchelo, construidos por Antonio Stradivari, que se custodian en el Palacio Real, y de los que el "Cuarteto Quiroga" ya ha sido responsable con anterioridad. La decoración de estos cuatro instrumentos es lo que los hace únicos en todo el mundo.

"En un primer momento tocar con esos instrumentos fue nuestra intención. Somos un cuarteto residente en Madrid, vamos a tocar música española, por lo que nos parecía lógico poder utilizar esos Stradivari, pero cuando hicimos la petición Patrimonio Nacional ha declinado nuestra oferta", explica Hevia. "Es una pena, en los tres años que nosotros estuvimos en residencia en el Palacio Real notamos mucho la mejoría. Creo que tienen mucho miedo a que se deterioren, lo cual es comprensible, pero en ningún caso los instrumentos se iban a mover del Palacio", recuerda. "A todos los músicos y melómanos nos produce una terrible pena que unos instrumentos así no desarrollen el fin para el que fueron creados".

Para Hevia, la principal diferencia está en "la uniformidad de todos ellos; tienen un sonido superdulce que incluso cuando queremos un sonido más violento, se nos hace difícil", comenta.

El violín acompaña a Aitor Hevia durante toda su vida, hasta el punto de que "no recuerdo cuándo comencé a tocar, para mí cuando era pequeño fue una especie de juguete que siempre estuvo ahí". Hoy en día asegura que todos los sueños profesionales que tenía por aquel entonces se han hecho realidad. La música de cámara siempre fue algo muy presente en su casa.

"Mi padre ya había sido cuartetista, y para mí era algo muy importante y en lo que me quería enfocar. Siempre quise hacer esto, y el hecho de poder materializarlo en lo que hoy es el 'Cuarteto Quiroga' es un sueño hecho realidad. Es algo como para estar muy orgulloso". La historia sobre cómo se fundó el "Cuarteto Quiroga" tiene mucho que ver con Asturias, especialmente con Llanes. En su curso internacional para instrumentos de cuerda surgió para Hevia la idea de formar un cuarteto con aspiraciones profesionales.

"Fue en Llanes donde Cebrián Sierra (violín) y yo nos escuchamos y se nos ocurrió hacer un cuarteto de cuerda", aclara, "y pasó un año hasta que encontramos a nuestros otros dos compañeros, Josep Puchades (viola) y Helena Poggio (violonchelo)". A partir de ahí fue cuando decidieron ir a estudiar a la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid.

La docencia en el Conservatorio Superior de Música de Aragón es otro de los intereses de los miembros del "Cuarteto Quiroga". "Nos parece una actividad fundamental y que tratamos de desarrollar y compatibilizar con nuestra actividad concertística". Para Aitor Hevia, es algo muy enriquecedor porque el aprendizaje es mutuo, "tanto los alumnos como nosotros nos complementamos. Además sentimos una especie de obligación moral para que todo lo que hemos recibido de nuestros profesores lo traslademos ahora a las generaciones más jóvenes".

Hevia es optimista a la hora de valorar la buena cantera de músicos españoles que están saliendo en los últimos veinte años en nuestro país. "La pena es que muchos de ellos se tengan que ir fuera, no sólo porque aquí no encuentres trabajo, sino porque el que aquí puedes tener no es lo suficientemente gratificante como para quedarse. Creo que sería importante que desde las autoridades políticas cuidáramos más a esos talentos para que no se tengan que ir fuera. Sin duda sería mejor para el país", concluye.