El poeta asturiano Fernando Beltrán (Oviedo, 1953) será el protagonista del festival "Somos lectura" que se celebrará en la Casa del Lector ubicada en el Centro de Arte Matadero de Madrid el próximo sábado. La jornada reúne varias actividades relacionadas con la lectura para todo tipo de público, desde teatro a videojuegos.

Beltrán muestra su trabajo en la exposición "Las palabras que nombran", que permanece abierta desde ayer hasta el próximo 20 de enero. El creador asturiano desarrolla una doble labor, la de poeta y la de "nombrador", esto es, la de dar nombre a cosas, conceptos y marcas comerciales hasta entonces inexistentes y que definen como tal estos nuevos objetos o negocios. De su pluma han surgido nombres tan conocidos hoy como "Rastreator", "Opencor" o "Faunia". La denominación de "poeta nombrador" fue un hallazgo de su hija cuando a los seis años tuvo que definir la profesión de su padre. Beltrán adoptó el nombre porque "así lo era ya de hecho. Porque las cosas sólo empiezan a existir de verdad cuando tienen un nombre".

La exposición reúne setenta y cinco nombres ideados por Beltrán, lo que filológicamente se conocía como neologismo y empresarialmente como "naming". La muestra, dispuesta en paneles, recoge de forma sobria, sin formar ese dúo con el diseño que se hace tan reconocible en los carteles publicitarios, como la letra "e" invertida de "Amena" y puede visitarse desde ayer en las instalaciones de Matadero.

Poeta de la movida madrileña, unió su labor al diseño tan en boga desde entonces, para crear estas nuevas palabras. Beltrán considera que a la hora de enfrentarse al proceso creativo de formar un nombre, es clave "conocer lo nombrado. Mancharse los dedos con la tierra del vino que vas a nombrar, dormir en el descampado del nuevo museo en obras, leer a Homero para recordar a los primeros viajeros antes de nombrar la cadena de hoteles". Además de vivir esa experiencia directa, Beltrán propone como ejercicio para nombrar certeramente las nuevas cosas o negocios "volver siempre al principio, a la raíz de las cosas. Porque es además donde más aprendes, donde más alegrías te da este oficio y porque con el paso de los años he comprobado que el nombre está siempre aguardando dentro de lo que hay que nombrar, esperando que lo descubramos".

Entre los setenta y cinco nombres expuestos, tres hacen referencia explícita a Asturias. El primero, "Lloviedo", es la suma de "yo, lluvia y Oviedo" y fue publicado por Beltrán en el poemario "Bar adentro", incluido en el libro "Donde nadie me llama". Sobre esta expresión, Beltrán recuerda que "nací en una ciudad, real o imaginaria, donde la lluvia era un juguete, los charcos tenían nombre y un niño que veía llover días enteros escribió con el dedo sobre el vaho de la ventana su primera palabra. Yo, lluvia, Oviedo,? sigo ahí".

El vino asturiano "Siluvio" también contó con Beltrán para que buscase un nombre para el fruto de sus viñas, quien evocó con esta nueva palabra "el suelo mineral, fluvial, en aluvión, el agua, el río, la luz, el microclima. Y una nueva palabra para nombrar el carácter y la personalidad de un vino de vendimia heroica en las laderas más tierra adentro de Asturias".

El Centro Cultural LAUDEO, nació del particular acrónimo de "La-Antigua-Universidad-DE-Oviedo" para hacer referencia al edificio histórico de la Universidad de Oviedo "que buscaba una denominación distinta que nombrara de una forma más breve, e histórica también, las actividades culturales de La Antigua Universidad de Oviedo" y que poco a poco ha ido cuajando en el vocabulario de la capital asturiana.