La nueva modalidad del XXVII Concurso y muestra de folclore "Ciudad de Oviedo" para parejas de gaita y tambor se estrenó ayer con éxito en la primera jornada de la fase eliminatoria. El público del teatro Filarmónica no pudo evitar seguir con los pies el ritmo de "La muñeira asturiana" y la "Jota de centro" que interpretaron los mierenses Daniel Valdés y Andrés Valdés, padre e hijo. El relevo generacional queda patente en este certamen, patrocinado por el Ayuntamiento y LA NUEVA ESPAÑA, con gran presencia de jóvenes entre los participantes.

El estreno de la categoría de gaita y tambor fue uno de los platos fuertes del inicio de la nueva edición del concurso de folclore. Antes de que los Valdés terminasen la interpretación de sus piezas para gaita y tambor, el público ya comenzó a aplaudir y animarles al grito de "ole". A la salida del teatro, muchos de los asistentes les felicitaban por su actuación. Entre el público, había ganas de disfrutar de esta modalidad. De hecho, se recuperó por petición popular.

El punto de humor a la jornada lo pusieron los monologuistas, una categoría que desde hace años ya no forma parte del concurso ovetense pero que siempre tiene cabida. En el apartado de muestra de folclore, el monólogo tomó el escenario con desparpajo, gracias a la participación de la Escuela de Monologuistas de Illas, dirigida por José Manuel Reguero, "El Maestru".

Una menuda Marisa Cuervo salió a escena con una cesta colgada del brazo que contenía un queso cabrales. El "atrezzo" necesario para hacer reír al público con el monólogo "El quesu cabrales", una historia sobre cómo metió un queso cabrales en un avión y la tripulación decía "Aquí huele a difunto". El queso dio paso a la piragua.

El joven monologuista Jairo Fernández salió al escenario equipado con boina y zapatillas, piragua y remo y una corona de laurel en el cuello para contar "de un tirón esto de ser piragüista" en el monólogo "Nel Descenso del Sella". Arrancó más de una carcajada y dejó pasó al siguiente participante del concurso de tonada masculina, Manuel Roza, un habitual de la muestra.

Son muchas las caras conocidas en esta 27.ª edición del concurso. Un clásico del certamen, como José Manuel Pérez Rodríguez, "Tainás", abría la fase eliminatoria con su interpretación de la pieza "De alpargates y orbayando" y "La línea trazada", junto al gaitero oficial del concurso, Vicente Prado, "El Pravianu".

Otro rostro familiar, como el de Fernando Entrialgo, también se dejó ver en el Filarmónica pero en diferente categoría. El que fuera ganador el año pasado en la modalidad de canción dialogada se plantó en el escenario para competir en tonada masculina. En esta sección de cantantes varones faltó uno de los participantes, Aquilino Fernández, por una indisposición. La organización de concurso lo reubicará en próximas jornadas.

Los que sí acudieron fueron los jóvenes. La candasina Lucía Rojo salió con ímpetu al escenario para participar, un año más, en la categoría de tonada juvenil. Será su último concurso en esta modalidad porque ya tiene 16 años, la edad límite de la categoría. Claro que, el próximo año, podrá hacer como su compañera Alicia Villanueva, la ganadora de la categoría infantil de la pasada edición, que este año, junto a Carlos Velasco, se animó con la canción dialogada. La interpretación de los dos jóvenes de una pieza sobre el cortejo, con un punto pícaro, provocó más de una carcajada entre el público.

El festín de folclore lo completó el gaitero Christian Lanza en la modalidad de solo de gaita y las voces femeninas de Marina López y Maribel González, participantes de la categoría de tonada femenina.

Esto no ha hecho más que empezar. El próximo domingo 18 continúa la fase eliminatoria con una nueva remesa de concursantes dispuestos a mostrar la importancia del folclore asturiano a golpe de gaita, tambor y tonada.