Con Silvia Pérez Cruz sentada en el suelo y Marco Mezquida al piano se levantó el telón de un concierto que comenzó en modo intimo, con el clásico "My funny Valentine" en una versión bastante original, recordando el momento en que ambos se juntaron por primera vez para tocar en casa, y que fue yendo a más. El clásico de Rodgers y Hart que en manos de este dúo adquiere una novedosa dimensión puso de manifiesto que la joven cantante catalana maneja distintos y variados registros, a los que aplica una voz llena de matices y enormemente dúctil que se ajusta como un guante de seda a cada género musical que asume, del jazz a la música tradicional , el bolero, el flamenco, el fado o las habaneras que escuchó cantar a su padre.

Tras ese arranque sonó la canción de Víctor Ramil " Estrela", de la mano de arreglos muy elegantes, utilizando las cuerdas del piano de cola a modo de arpa con una mano mientras con la otra manejaba las teclas.

Vino a continuación la composición de sus padres que da título al último álbum, "Vestida de nit", a la que siguió "Plumita" del dramaturgo uruguayo Mauricio Rosencof. A ritmo de vals, ella con una guitarra y él con el piano cantó después " Mañana". En ese momento, Silvia se dirigió al público para agradecer la acogida y decir que está "muy agustito en Gijón" y que han comido muy bien. Es un concierto especial porque tenía muchas ganas de hacer esta gira con Marco al piano "pero hasta ahora no habíamos encontrado hueco", añadió.

Lorca y la "Llorona"

Después siguieron con el tema de Amalia Rodrigues " Barco Negro" y evocaron un poema de Federico García Lorca que se titula "El niño mudo" para añadir a continuación una canción en catalán que tocaron al piano los dos, uno en cada piano. Al público, entregado a esta pareja de alquimistas musicales, le encandiló un precioso arreglo de "La Oración del Remanso" y una particular versión de la "Llorona" de Chavela Vargas, que en la voz de esta artista sonó a un quejido.

El concierto continuó por derroteros que confirmaron la notable química que relaciona a estos dos artistas de gira y que se puso de manifiesto al interpretar una particular mezcla de Anton Bruckner y su obra coral " Christus factus est" fusionado con "My funny Valentine", aunque en este caso en una versión diferente a la del comienzo del recital. El público despidió este tema en pie y con una gran ovación.

Para terminar, Silvia Pérez Cruz cerró su esperada presencia en Gijón, sobre las tablas de la Laboral, con el bis "Ai,ai, ai", un vals que compone uno de sus mayores éxitos.