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ALDO CECCATO | Director de orquesta

"Para llevar hoy una orquesta, el director tiene que ser también un psicólogo"

"La formación del Conservatorio de Oviedo es muy buena, sobre todo las cuerdas: son inmaculadas, tocan de manera fantástica"

Aldo Ceccato. IRMA COLLÍN

Aldo Ceccato (Milán, Italia, 1934) es uno de los directores de orquesta más reputados de las últimas décadas. Esta semana, Ceccato imparte una clase magistral en dirección de orquesta en el Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner". Las clases culminarán con dos conciertos del italiano al frente de la orquesta de la del conservatorio: el primero será esta tarde, a las 20.00 horas, en el Auditorio de Pola de Siero; y el segundo mañana, a las 18.00 horas, en el auditorio del propio conservatorio.

- Se dice que tiene usted una biblioteca magnífica.

-Es una pequeña biblioteca: rica, pero pequeña. Tiene partituras completas de autores importantes, la producción completa de cada autor y también distintas versiones, distintas ediciones, de algunos autores.

- Ese amor por el patrimonio musical, ese carácter casi de bibliófilo, es inusual.

-Yo empecé esta biblioteca de cero, hace cincuenta años. Son cincuenta años de devoción, de gastar un montón de dinero porque las partituras, incluso las nuevas ediciones, son muy caras. Pero es interesante hacer comparaciones con distintas ediciones particularmente con un autor como Beethoven, que era muy nervioso al componer y reescribía las partituras, corrigiendo notas continuamente. Esto creó un problema inmenso a la hora de pasar a la imprenta sus manuscritos.

- Va a dirigir a la orquesta del conservatorio de Oviedo, ¿cómo ve a estar formación?

-Es muy buena, particularmente las cuerdas: son inmaculadas, fantásticas. Tocan, verdaderamente, de una manera excelente.

- ¿Qué es lo más difícil de dirigir a un colectivo complejo, como es una orquesta?

-Hoy es un problema muy delicado, porque a la hora de tratar con los profesionales un director tiene que conocer casi más psicología que música. Toscanini, que era un gran director, insultaba todo el tiempo a la orquesta, y la orquesta se callaba. Hoy esto es imposible, y con razón. A mí me paso una cosa la primera vez que dirigí en Japón. Durante el ensayo, paré la interpretación cada vez que fue necesario. Hubo una pausa, pasaron cuarenta minutos y no empezábamos. Mi asistente me dijo que los músicos había estado debatiendo si seguir en el ensayo conmigo, porque era muy directo. Este es un caso muy extremo, claro, pero demuestra eso, que no se puede dirigir una orquesta como en tiempos de Toscanini. Cada palabra tiene que estar muy medida.

- Pero a la vez hay que mantener cierto rigor.

-El rigor hay que mantenerlo siempre. Es la primera condición, porque la música necesita rigor: es matemática sonora, y gracias a Dios expresiva. Es un idioma universal; verdaderamente en este caso no hay fronteras. Pero para gozar la música verdaderamente hace falta aprenderla, y no sólo como la mayoría de los musicólogos o los críticos, hablar de música: hay que hacer música, tocar un instrumento o tocar con otros músicos.

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