Consumir alimentos ecológicos no es sinónimo de llevar una alimentación saludable. "Ni todo lo ecológico es la panacea alimentaria, ni todos los productos convencionales son dañinos y están contaminados o contaminan su producción", dice Miguel Herrero, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en el CSIC. En su libro "Los falsos mitos de la alimentación" pone en tela de juicio muchas de las modas alimentarias vigentes a día de hoy. (Aquí tienes una información sobre qué hay detrás de alimentos como la quinoa, el kale o la chía)

"Aunque la producción de vegetales y animales puede dar lugar a alimentos sanos, con una gran calidad y respetando el medioambiente, no podemos presuponer que todo alimento que contenga el sello de alimento ecológico va a cumplir sus premisas", explica Herrero. La etiqueta "bio" se ha multiplicado en los productos de los supermercados en los últimos años porque la demanda cada vez es mayor. Los consumidores no paran de crecer. España es el país productor con mayor superficie de cultivos ecológicos dentro de la Unión Europea, con casi 2 millones de hectáreas.

Pero, ¿qué entendemos por producto ecológico? Los alimentos que llevan esta distinción se comprometen a que su sistema de gestión y producción agroalimentario produzca el menor impacto posible en el medioambiente. Sin embargo, Herrero puntualiza que el mero hecho de "cumplir con las normas de la producción ecológica no garantiza un respeto con el medioambiente mayor que unas prácticas convencionales". Aporta un dato importante: "existen pesticidas naturales con una gran toxicidad pese a ser naturales". Es el caso de las piretrinas, un compuesto que se encentra de forma natural en las flores de algunos crisantemos.

Lo natural no es sinónimo de saludable

De acuerdo a los estudios tomados en cuenta por Miguel Herrero en este libro, no todo lo bio es bueno para la salud por el mero hecho de serlo. El científico apunta a "uno de los argumentos más manidos": decir que los productos bio están libres de pesticidas y otros compuestos sintéticos. Herrero explica que en nuestro entorno el uso de pesticidas está totalmente regulado y que, los controles de seguridad alimentaria permiten asegurar la inocuidad de los alimentos, de forma independiente a como hayan sido producidos.

Otro de los argumentos más habituales es relacionar los productos ecológicos con una mayor concentración de sustancias bioactivas (elementos que podrían prevenir las enfermedades). Según un estudio llevado a cabo con diferentes tipos de tomates comprados en Navarra y en Extremadura con procesos ecológicos y convencionales, determinó que no hay grandes diferencias en la composición de polifenoles entre ambos.

Miguel Herrero sí destaca las bondades de un alimento en concreto: las algas. Los aspectos nutricionales de las algas son muy desconocidos porque se han estudiado poco, pero están ahí y son muy interesantes; de hecho, "si se consumen a diario son muy beneficiosa para la salud y pueden prevenir enfermedades como el cáncer", explicó en una intervención en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el pasado mes de mayo. (Puedes leer el resto de la información aquí).