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Juan Cueto la armó en las ondas del 63

Un asalto fascista acabó con el transgresor programa de radio "Fenestra Universitaria", que el periodista coordinaba con estudiantes antifranquistas

Qué noche la de aquel día. Domingo invernal de 1963. Un grupo de estudiantes antifranquistas ponían en las ondas de Radio Asturias, en Oviedo, el programa "Fenestra Universitaria", que arrancaba con la sintonía de la banda sonora de la película "Es grande ser joven". Le hacían cosquillas al régimen con ocurrencias, parodias, mensajes entre líneas. El fallecido Juan Cueto era una de las mentes rebeldes y el filósofo Gustavo Bueno ofrecía su apoyo más revoltoso. Era un espacio inofensivo pero a algunos no les hacía gracia.

Y una banda fascista asaltó la emisora pistola en mano.

La situación tuvo un toque cómico porque, como recuerda el escritor Mariano Antolín Rato a LA NUEVA ESPAÑA, "los asaltantes se llevaron una gran sorpresa, creían que iban a encontrar en la emisora a quienes lo hacían. Pero se emitía grabado. Y entonces fue cuando vociferaron por la radio: '¡Estamos aquí los del 36 en el 63!', o algo por el estilo. Y cantaron el 'Cara al Sol', porque el que estaba en la emisora no encontró el disco con el himno de la Falange".

Un testigo excepcional es el periodista José Azpiroz (Puente de los Fierros, 1941), un estudiante de Filosofía y "uña y carne de Juanjo Cueto. Trabajaba de locutor en Radio Asturias tras ocupar el sitio dejado por Luis del Olmo. El jefe del Sindicato Estudiantil Universitario (SEU) en Oviedo, Miguel Castrillo, le llamó para recuperar la idea de la "Fenestra" . Se juntó "un grupo de ocho o diez estudiantes, no recuerdo bien, y colaboraba mucha gente. Nos reuníamos en el Rivoli y allí pensábamos paridas. Cueto era un cachondo integral. Un adelantado. Brillantísimo".

Aquella Universidad era un torbellino cultural y la ciudad lo notaba. Chus Quirós se encargaba del teatro, "con obras prohibidísimas, y Cueto y Enrique García coordinaban un cineclub con cine italiano, ruso... Era un movimiento que arrastraba a mucha gente. Tan es así que a Miguel Castrillo y a mí nos hicieron directivos de la SOF porque dábamos mucho la lata por la ciudad".

Conserva la cinta del último programa... sin la aportación de Cueto, una crítica de cine: "Creo que era 'El eclipse', de Antonioni. Siempre llegaba tarde. Lo grabábamos y dejábamos el hueco".

Claro, los asaltantes no lo sabían y se encontraron con un estudio vacío. Menudo chasco pisaron. "Se marcharon con la cinta, alguien de la emisora salió detrás y vio que entraban en la comisaría de Gil de Jaz, donde la recuperamos más tarde. De haber estado allí en directo nos hubieran dado a base de bien. Yo estaba en el cine, llegó Enrique García, ¡joder, que asaltaron la emisora! Nos fuimos al Rivoli 15 ó 20 personas que lo habían escuchado. Tuvo gran repercusión en Oviedo y en otras partes de la provincia, porque en las cuentas mineras nos escuchaban mucho".

Los viernes se pasaba el trámite de la censura previa: "Lo llevábamos en mano al delegado provincial de Información y Turismo, Alejandro Fernández Sordo. No echaba unas broncas morrocotudas por chorradas. Por ejemplo, escribíamos: '¿Qué hay debajo del tercer ladrillo?' . Y era un escándalo. A la semana siguiente, Sordo nos dijo: '¡Ya sé qué hay debajo del ladrillo!'. Les colábamos lo que queríamos. Cuando la huelga de Asturias hicimos un programa que era 'La primavera se viste de gris'. Todo estaba lleno de grises".

Duró un curso y parte del siguiente hasta que "lo cortaron tras el asalto. Supimos que entre los que habían entrado había policías y voluntarios de extrema derecha. Nos querían empapelar pero teníamos un defensor que no esperaban: José Antonio Sáenz de Santa María, creo que coronel entonces en el Milán, y que muy a menudo venía a tomar café con nosotros. Se opuso a que nos tocaran un pelo".

Gustavo Bueno marcó aquella época "en la que la universidad influía mucho en la ciudad. Era un hombre de vanguardia. Nos impresionó, y con su apoyo nos atrevíamos a todo lo que se pusiera por delante. Una vez nos invitaron un debate en Radio Oviedo con un jesuita muy brillante, lo comentamos con Bueno y dijo que quería ir. Le dio un baño de cuidado. Era imparable".

En la radio "se asustaron un poco, lógico, y acordamos que no hubiera más programas". Quedó la huella de un momento irrepetible en la Universidad asturiana y la amistad con el gran Cueto, alguien irrepetible. Y tantos recuerdos... "Montamos una sociedad que se llamaba 'Tentaculus' porque nos reuníamos para comer pulpo una vez a la semana y..."

Pero esa ya es otra historia...

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