Dolores Escudero, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), considera que "una persona debe tener la libertad de decidir sobre su vida, cuando ya no puede sufrir más, cuando tiene una enfermedad muy terrible, muy incapacitante y que le causa un sufrimiento insoportable". Se refiere, aclara, no solo al sufrimiento físico, sino también al que le provoca su situación de deterioro y dependencia, y que no tiene porque ser igual para todas las personas. "Hay países como Holanda y Bélgica, que tienen amplia experiencia, y se puede aprender de ellos", señala y subraya que "las leyes que afectan a áreas tan sensibles como la vida y la muerte, deben ser extremadamente garantistas" y consultadas con todos los agentes sociales. En su opinión, "la sociedad española ya está madura" para afrontar un asunto tan delicado como la eutanasia.
Dolores Escudero afirma que la población demanda calidad de vida y que aunque la ley de muerte digna ya responde a esa necesidad hay casos en los que es necesario dar un paso más y recurrir a la eutanasia o al suicidio asistido. En referencia al caso de María José Carrasco, la doctora asturiana afirma que "si hubiera vivido en Holanda hubiera pedido la muerte asistida, un equipo médico multidisciplinar hubiera comprobado que no tenía cura, ni una depresión más allá de la causada de la enfermedad, haría revisiones repetidamente, y si todo fuera correcto quedarían un día y los profesionales le administrarían los fármacos adecuados para poner fin a su sufrimiento".
