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MARTÍN LÓPEZ-VEGA | Director del Instituto Cervantes en Pekín

"En China hay hambre por aprender español"

"Queremos crear un nuevo arquetipo de lo hispánico, además de los de la fiesta y la siesta, somos los que inventamos la novela"

Martín López-Vega. F. GORENA

El poeta llanisco Martín López-Vega (Poo de Llanes, 1975) es el director de la sede del Instituto Cervantes en Pekín y forma parte de un grupo de asturianos que destinados recientemente a relevantes delegaciones de la institución que vela por la lengua y la cultura españolas por todo el mundo. La nómina de asturianos en el Cervantes la completan Richard Bueno Hudson, en Nueva York (Estados Unidos); José María Martínez, en Rabat (Marruecos) y Juan Carlos Vidal, en Moscú (Rusia).

- ¿De dónde procede su fascinación por la cultura china?

-El amor es sin porqué. Yo creo que en otra vida fui poeta de la dinastía Tang. El caso es que siempre me ha fascinado la cultura china, su literatura, la clásica y la actual (Li Bai pero también Bei Dao), su música (escucho lo mismo a los hermanos Guo que a Sa Dingding)? y mis amigos piensan que mi mejor performance es mi imitación de la ópera china. Yo siempre he dicho que soy un poeta chino, así que ahora me tocará estar a la altura.

- ¿Antes de ser destinado a China ya la había visitado?

-Sí, he estado allí por trabajo. Como mi felicidad es la de las cosas sencillas, recordaré siempre la ilusión que me hizo ir la primera vez en bicicleta por Pekín, entre los hutongs; pero tampoco olvidaré el olor a tinta de la calle Fuzhou en Shanghai, llena de tiendas de útiles para caligrafía.

- ¿Qué ideas le gustaría plasmar en su nuevo destino en el instituto Cervantes?

-Lo primero es consolidar el trabajo de la actual directora, Inma González Puy, que ha sido fantástico. El español está experimentando un crecimiento increíble en China, sobre todo teniendo en cuenta que partía de muy abajo; había muchos menos estudiantes de español que de alemán o italiano. En los últimos años el crecimiento es inmenso. Toca satisfacer el hambre por el idioma y la cultura y aprovechar ese caudal en nuestro favor, ampliando nuestra oferta académica y potenciando el diálogo, llevando allí a nuestros creadores y poniéndolos a dialogar con los chinos. Con un trabajo previo tan espléndido uno puede dedicarse a los matices.

- ¿Asusta el reto de difundir y potenciar el español en un mercado tan gigantesco?

-Al contrario. El reto sería tener que hacerlo en un mercado pequeño o antipático hacia lo nuestro. En China sólo dan ganas de ponerse a trabajar, y usar toda esa fuerza en nuestro favor. Lo que espero que no me cueste mucho; esa lección es la primera que aprende un yudoka, como saben mis ex compañeros del Palacio de los Deportes de Oviedo.

- ¿Cómo lleva el aprendizaje del chino?

-Feicháng hao, xièxiè.

- Asturias le va a quedar muy lejos?

-Llevo media vida dando tumbos. A lo mejor algún día consigo un empleo en Asturias. Creo que es como las xanas: haberlo, haylo, pero no lo encuentra nadie.

- ¿Cómo ha sido hasta ahora la experiencia en el Cervantes? ¿Qué le sorprendió?

-Muy enriquecedora. Lo más arduo, claro, es la compleja situación en la que está la institución, con muchas carencias en el capítulo de recursos humanos y un presupuesto difícilmente defendible cuando se compara con el de otras instituciones similares. Así y todo, y en una situación nada favorable, hemos distribuido el presupuesto de cultura de forma más razonable, elaborado un plan estratégico de cultura (el último tenía diez años), transformado la actividad de la sede madrileña en un laboratorio de ideas -diplomacia cultural, sostenibilidad y cultura, etcétera- para los centros, multiplicado colaboraciones y convenios, y sobre todo, dotado de un relato a nuestra acción cultural, un relato que quiere contribuir a crear un nuevo arquetipo de lo hispánico, que recuerde que además de los de la siesta y la fiesta somos los que estamos a la vanguardia de la gastronomía, los que inventamos la novela, los que tenemos entre los nuestros a Barceló, a Almodóvar y a Rosalía, los que defendimos la justicia universal e hicimos legal el matrimonio gay.

- ¿Un cargo tan absorbente le deja tiempo para la poesía?

-Muy poco, la verdad.

- ¿Qué le preocupa más de la nueva experiencia en China?

-Acostumbrarme a la comida picante. Todo lo demás me motiva.

- ¿Algún libro entre manos?

-Pronto se publicará mi poesía reunida en La Bella Varsovia, se titulará "El uso del radar en mar abierto".

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