Para el historiador del arte Juan Carlos Aparicio el Museo de Bellas Artes de Asturias es "un refugio donde aprender, formarte y disfrutar". Él cuenta que lleva más de treinta años acudiendo muy a menudo, a veces semanalmente, al Museo y es para él una referencia que se mantiene desde la infancia. Más aún: "Lo considero como mi casa".
Aparicio forma parte de ese grupo de socios que impulsó la Asociación de Amigos del Museo de Asturias, se incorporó en la última fase, cuando los estatutos ya habían sido redactados, y no lo dudó, cuando se lo propusieron. "Me parece muy acertado que se de ese paso ahora, cuando el Museo va a cumplir los 40 años", comenta. Opina que la institución ha llegado a "la madurez", y además "su actividad es ingente y ya va por los 400.000 visitantes al año". "Aunque ha multiplicado el número de visitantes mucha gente desconoce que el Museo de Asturias es una de los mejores de España, en el norte solo se le puede comparar el de Bilbao", observa. "Este es el momento de que los que amamos el arte y el Museo nos comprometamos", afirma. "El Museo es un faro, y ahora es el momento", se reafirma.
El Museo de Bellas Artes, a juicio de Aparicio, "tiene que ser un reflejo de la sociedad y la sociedad tiene que hacer suyo el Museo, igual que la red de bibliotecas; ambos son dos de los grandes activos culturales que tiene Asturias". No hay visitante que no salga admirado de la pinacoteca regional, "por la instalación, por la calidad de la colección y por su coherencia".
Del Museo, Aparicio destaca su riqueza, con 800 obras en la colección permanente repartidas por 27 salas. "Cuenta muy bien la historia del arte español durante un periodo de 500 años", comenta. Destaca que el tránsito del palacio de Velarde a la Casa de los Oviedo Portal evidencia el nivel que alcanzó la pintura asturiana en relación con la coetánea española en el periodo de entresiglos. "Experimento un enorme desarrollo económico y social, y el arte en Asturias paso en de cero a cien en ese periodo", refiere. Admira el Apostolado del Greco y aplaude el acierto con el que se expone, en una sala en la que el pintor queda "inserto en su tiempo", califica como "sobrecogedora" la sala dedicada al barroco y, en lo personal, disfruta especialmente en la sala de la pintura catalana, donde reina Camarasa con su "Nocturno parisino".
Volcados en dar a conocer la asociación y en captar el mayor número de socios, Amigos del Museo ya está preparando las primeras acciones de generación propia, adelanta.
