Oviedo, Andrea G. TORRES
El trabajo duro y la modestia son dos de los puntos fuertes del viola Joaquín Riquelme, quien desde el año 2010 forma parte de la plantilla orquestal de la Filarmónica de Berlín. Esta tarde intervendrá junto a la OSPA en "Lenguajes propios I", el primer concierto de abono del 2020 que la institución asturiana ofrecerá en Avilés (20.15 horas) bajo la batuta de Nuno Coelho, y el mismo con el que mañana actuarán en el Auditorio de Oviedo (20.00 horas, en esta ocasión con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA.
La relación de Riquelme con Asturias viene de lejos, desde que ganó el concurso internacional "Villa de Llanes". El de esta tarde será su primer concierto con la OSPA después de que una huelga de transportes cancelara su actuación previa. En el programa se abordan compositores de comienzos del siglo XX, como Britten y Walton. La segunda parte estará dedicada a la "Sinfonía n.º 2" de Brahms.
-La viola está lejos de ser habitual como instrumento solista en programaciones sinfónicas, pero algo está cambiando...
-Sí, es cierto. Su historia lo condiciona, al ser un instrumento imperfecto que debería tener unas proporciones mucho mayores de las que ostenta, aproximadamente como la mitad de un chelo, pero lo harían inviable a la hora de tocar. Además, que en el pasado todos aquellos violinistas que no tenían un nivel aceptable decidiesen pasarse a tocar la viola, ha contribuido a que hoy en día sea el instrumento sobre el que más chistes se conocen -bromea-. La situación ha cambiado mucho gracias a que han surgido grandes solistas de este instrumento en las últimas décadas, que han dado voz propia a la viola, han grabado con mucha calidad el repertorio existente y han inspirado a los compositores a escribir nuevas obras para él. Todavía recuerdo cuando aún estaba estudiando y los pocos discos de viola que se vendían entonces los escondíamos detrás de los de André Rieu para que nadie los encontrase allí
-¿Cómo fue el camino hasta ser en uno de los miembros de la Filarmónica de Berlín?
-Estudié allí por algún tiempo hasta que conseguí una plaza en la Orquesta Ciudad de Barcelona y cuando me enteré de que se convocaban pruebas quise ir. Aquí no hay ni trampa ni cartón porque tocas en las pruebas para toda la orquesta y tienes que obtener al menos los votos de dos tercios de la plantilla, unos 40 votos aproximadamente, que son muchos. El proceso de selección es complejo porque una vez que tu currículum es seleccionado te dejan presentarte a la primera prueba, que se realiza para todos aquellos a los que la orquesta no conoce de antes, después se seleccionan tres candidatos y de ahí me cogieron a mí. Sin embargo, la cosa no quedó ahí porque una vez dentro, te someten a dos años de prueba, tras los que tienes que volver a conseguir la aprobación de la orquesta para quedarte. Recuerdo que entonces me sentía muy observado, fue una etapa difícil, pero ahora todo está mucho mejor.
-Hablemos ahora del Concierto para viola de Walton.
-Es una obra estupenda, muy difícil, pero en la misma estética que la de Britten, que la precede en los dos conciertos que vamos a ofrecer. Para el público es muy cómoda de escuchar, muy melódica y llena de ritmos muy atractivos. Hay en este concierto muchos paralelismos con el Concierto n.º 2 de Prokofiev para violín y orquesta, que se puede ver muy bien en el diseño del primer movimiento e incluso en algunos de los temas. Walton pide el máximo a la viola, algo que se ve en la forma en la que explora los registros: desde las notas más agudas a las más graves, todo tiene cabida en él. Desde aquí me gustaría animar al público a que se anime a venir porque va a disfrutar.
-¿Cómo ve el tratamiento a la música clásica en España por parte de las instituciones?
-No se cuida como debiera. Una cosa que me molesta mucho es que en España cuando digo que soy músico me preguntan siempre "¿y qué más?". Nadie en Alemania me ha preguntado eso y además hay un cuidado especial a la hora de preservar la música. El argumento de que la música clásica es para entendidos es algo obsoleto, nadie te va a pedir tu currículum para sacar una entrada a un concierto. Y me atrevería a decir que raro es el caso del que va a un concierto y no le gusta, o al menos no le llama la atención. En Berlín, a los músicos de la Filarmónica nos paran y nos saludan para comentar el último concierto al que asistieron, no me imagino una situación similar con los músicos de la Orquesta de Radiotelevisión Española, por citar la que pudiera ser la agrupación más mediática. Pero es normal porque no se promociona como debería, a pesar de que es su propia orquesta y son ellos los primeros interesados en que tenga proyección. Los conciertos se emiten a las 8 de la mañana y la solución de verlos en internet tampoco es lo más visible cuando entras en su página. Una pena.