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El ojo surrealista de Lee Cohen

La fotógrafa y cineasta británica afincada en Los Ángeles lleva al Niemeyer sus imágenes, una mezcla de fantasía y realidad con rostros femeninos como protagonistas

El ojo surrealista de Lee Cohen

Silicona, moda, cosmética y "fast food". Estos son algunos de los ingredientes que componen la exposición itinerante que inaugura este viernes en el centro Niemeyer la fotógrafa, cineasta y artista de autorretrato inglesa afincada en Los Ángeles, Nadia Lee Cohen."Not a retrospective" con imágenes llamativas, glamurosas y llenas de colores saturados pero que destilan un cierto tono de melancolía. Se trata de la primera gran exposición individual que se ha realizado hasta la fecha la artista, de 29 años, que ha encontrado en Estados Unidos el espacio que más le inspira y fascinación le despierta. La exposición que podrá verse en Avilés hasta el próximo 29 de marzo incluye alrededor de medio centenar de fotografías de todas las series realizadas hasta la fecha por la artista y cuatro trabajos más de carácter audiovisual. En ellos, Lee Cohen cuenta historias que suceden tanto en el interior de esas casas en las que los protagonistas femeninos combaten ese sofocante conformismo con el escapismo sexual, como en los exteriores, donde los rótulos y luminosos de las grandes marcas de consumo que dominan las escenas junto a guiños al mundo pop alimentan las referencias culturales de la narración.

La artista ha sido aclamada por la crítica internacional desde que fuera incluida en el Premio de fotografía Taylor Wessing y expusiera su obra en la National Portrait Gallery de Londres.

Nadia Lee Cohen halla en los suburbios rincones idóneos para hacer una punción directa y transgredir la realidad. Le gusta la yuxtaposición y aunque se expresa sin tabúes, ella prefiere un enfoque más sutil en lugar de crear imágenes que tengan como objetivo sorprender al espectador. De esa manera, anima a la audiencia a absorber y contemplar la narrativa detrás de la imagen que aparece ante sus ojos.

Sus fotografías rozan los límites entre fantasía y realidad, lo animado y lo inanimado, desafiando la lógica con un toque de ironía y humor. Nada es lo que parece en sus imágenes. Ni la mujer desnuda que aparece tumbada en un sofá comiendo pizza ni los glamurosos maniquíes que posan ante la cámara frente a un establecimiento de comida rápida.

La artista se esfuerza en construir contenidos reconocibles (y también irreconocibles) para el espectador a los que añade algo que interfiere en dicha familiaridad, como la mujer retratada junto al carro de la compra -con el busto al aire- frente a una gran cadena de supermercados del sur de California. Algo hay fuera de lugar en esa imagen pero uno no entiende si es la indumentaria el edificio frente al que se tomó la fotografía. ¿Realidad o ficción? Ese juego de fantasías que modifica la atmósfera de las imágenes y las hace un poco más sombrías y raras mientras pone a prueba la sensación de seguridad del espectador es lo que protagoniza la obra de Lee Cohen. Ella prefiere fotografiar gente real a modelos profesionales, lejos de la belleza convencional pero son precisamente esos cuerpos reales los que, al mismo tiempo, se convierten en volúmenes inciertos . Los cánones de belleza se difuminan aquí para abrir la puerta a toques surrealistas, a veces macabros y personajes raros.

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