Las pautas de consumo de drogas de los jóvenes asturianos parecen continuar con la deriva iniciada hace unos años, en la que el alcohol sigue siendo la primera sustancia que prueban (la media son los 14 años), pero la ingieren en menor medida que lo hacían años atrás. Además, aparecen otros problemas, como el aumento significativo del consumo de ansiolíticos y de los cigarrillos electrónicos.

Estas pautas aparecen reflejadas en la última Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria en España (Estudes) en Asturias, en la que participaron 2.039 estudiantes de entre 14 y 18 años de cincuenta y un centros educativos de la región, y que ha sido facilitada por el director general de Salud Pública, Rafael Cofiño. Una de las conclusiones más llamativas es la bajada significativa en el consumo de alcohol desde 2012 hasta 2019.

En estos sondeos, los jóvenes informan en la encuesta si consumieron una determinada sustancia en los treinta días previos al sondeo. Respecto al alcohol, en la última encuesta reconocen haberlo hecho el 54 por ciento de los chicos y el 57 por ciento de las chicas, frente al 78 y 83 por ciento, respectivamente, que se registraba hace siete años. También hay una tendencia decreciente en los atracones o ingestas masivas, que han pasado del 45 por ciento en 2012 al 30 por ciento en la actualidad.

Al alcohol le siguen en inicio temprano en el consumo los hipnosedantes (ansiolíticos) y el tabaco. Estas dos sustancias suponen, de hecho, la cara y la cruz de los nuevos hábitos de los jóvenes.

El consumo de tabaco a diario se mantiene en mínimos históricos, con una media del 8,5 por ciento, con un consumo del 9 por ciento en chicos y un 8 por ciento en chicas, un aspecto que va contra la tendencia que había hasta ahora por sexos, donde las mujeres solían fumar más.

En la parte negativa está un dato preocupante: el aumento del consumo de hipnosedantes o benzodiacepinas. El 13,4 por ciento de los estudiantes de Secundaria reconoce haber consumido estos fármacos, con o sin receta médica, en el último año, y el 7,5 dice que los ha tomado en el último mes, lo que supone la tasa más alta registrada desde 2004.

La chicas recurren más que los chicos a estos medicamentos para tratar la ansiedad y los trastornos del sueño. Son el 8,8 por ciento de las encuestadas, frente al 6,2 por ciento de los varones. Los responsables sanitarios han alertado de la normalización social del consumo de estos medicamentos, que pueden provocar problemas de salud y dependencia.

El propio Cofiño señala que entre las causas del aumento del consumo están la "medicalización del malestar" y también la "banalización del consumo de algunos ansiolíticos". El Principado está trabajando en varias líneas para prevenir el consumo, entre ellas generar espacios que propicien terapias no farmacológicas.

Otro aumento significativo es el de los cigarrillos electrónicos, cuyo uso ha cobrado un especial auge. El consumo experimental de estos cigarrillos se ha triplicado, pasando del 12 al 39 por ciento. Entre los jóvenes hay una percepción muy baja del riesgo de "vapear". En la última encuesta, solo el 20,2 por ciento de los jóvenes apreciaba el daño que puede hacer esta práctica.

Y hay, además, una tendencia significativa a la baja en la percepción del riesgo. En la encuesta anterior, la cifra de jóvenes asturianos que lo percibía alcanzaba el 33,8 por ciento. Son datos preocupantes teniendo en cuenta la advertencia de los expertos: que esta forma de fumar crea adicción, es perjudicial y supone, también, una puerta de entrada al consumo del tabaco.

En cuanto a las drogas ilegales, el cannabis es la más consumida entre los jóvenes de 14 y 18 años. El consumo es más elevado entre los varones, aunque las diferencias entre sexos se han reducido en la última década (15 por ciento de chicos y 12 por ciento de chicas en los últimos treinta días). Respecto al cannabis, ha descendido también la percepción del riesgo, de un 57,7 a un 56,8 por ciento.

El consumo de cocaína se mantiene bajo: 0,9 por ciento de las chicas y el 1,9 por ciento de los chicos reconoce haberlo probado en los últimos treinta días.

El juego, tanto presencial en las casas como online, es otra de las prácticas que han experimentado un incremento en la última encuesta. Se da la circunstancia de que, estadísticamente, juegan más chicas que chicos, pero lo hacen de forma mucho más moderada.

El llamado juego problemático, que presenta indicios de patología o adicción, tiene mucha más incidencia en los varones. La prevalencia de esta práctica en los hombres es de un 5,6 por ciento, mientras que en las mujeres solo se sitúa en un 1,6.

Otro parámetro que también se ha estudiado es el uso compulsivo de internet, que presenta unos índices considerables, aunque no ha aumentado respecto a la encuesta anterior. En este caso, las mujeres superan a los hombres en consumo. Un 23 por ciento de las encuestadas hace uso compulsivo de internet, mientras que en los chicos la cifra solo llega al 14 por ciento.