Oviedo, Andrea G. TORRES

El director Christian Lindberg protagonizará mañana en Oviedo "Los conciertos del Auditorio", a partir de las 20.00 horas, con un concierto al frente de la Orquesta Oviedo Filarmonía. Intenso programa con música de Borodin, Chaikovski y el "Concierto para trompeta" de Arutunian en el que intervendrá el trompetista Manuel Blanco, además de una obra salida de su propia mano, que lleva por título "Fake news", en contestación al presidente Donald Trump.

"Esta obra surgió a partir del shock que me produjo que Trump fuese elegido presidente de los Estados Unidos en 2016 y ver como el mundo estaba cambiando a peor en 2017", afirma, mientras apunta que tiene un marcado sentido pesimista pero al mismo tiempo trata remover la conciencia de la gente.

Señala que "empecé a trabajar en otra composición previa, titulada '2017' y de la que posteriormente surge 'Fake news', mientras seguía las noticias que acontecían alrededor del mundo. Quise reflejar en mi música las actuaciones de uno de los líderes más deshonestos porque creo que si vuelve a salir reelegido, entonces sí que habremos construido una autopista al infierno".

Cuando se le pregunta el porqué de esta animadversión por Trump, el trombonista, director y compositor sueco se justifica diciendo que ha trabajado mucho en Estados Unidos y es conocedor de la situación de tensión que genera el presidente allá donde va. Además, bromea, "ser compatriota de Greta Thunberg también ayuda mucho. Su madre, que es cantante es buena amiga mía".

Lindberg considera "una amenaza para todos el apoyo que los partidos de extrema derecha han adquirido en los parlamentos. Incluso en Suecia tienen mayor representación que los socialdemócratas", expone. "La situación actual se parece a lo que ocurrió en los años 30, y nos lo tomamos a broma riéndonos de las payasadas de Trump. También entonces se lo tomaron a broma".

No le gusta poner etiquetas de estilo a las obras musicales que escribe, pero desde el punto de vista musical, "Fake news" hunde sus raíces en "procedimientos compositivos tonales, pero también hay procedimientos dodecafónicos en algunos momentos", explica, "el juego del equilibro entre un mundo que perdura o se destruye se traduce en música en un juego entre tonalidad y atonalidad".

Reconoce Lindberg que su estilo compositivo está condicionado por el jazz, no en vano empezó su carrera como trombonista en pequeñas agrupaciones, pero también la música de géneros más populares de la actualidad, "como Eminem por poner un ejemplo, pero también algunos de los compositores con los que he trabajado como trombonista, como Xenakis, Berio o Takemitsu, que al final del camino se convirtieron en buenos amigos que han dejado huella en mí".

Lindberg ha llevado a cabo una labor titánica con el trombón, hasta "darle la entidad que se merece" y convertirlo en un instrumento solista. "Nunca tuve ninguna intención de ir más allá de hacer música con mi trombón. Me saqué la plaza en una orquesta sinfónica, pero lo odiaba. Sabía que aquello no era para mí, así que me fui. Comencé a hablar con algunos compositores para que escribiesen obras que pudiera tocar con el trombón, tratar de convencerlos de que era un terreno aún inexplorado", relata.

Doble perfil

En la actualidad, desarrolla en sus actuaciones un doble perfil de trombonista y director de orquesta, algo que considera "muy importante para presentarse ante los músicos de la orquesta y ganarse su respeto. Si puedes mostrarles a los profesores de la orquesta que tú puedes tocar en la manera en la que les pides a ellos que lo hagan, ya te has ganado su respeto. No debemos olvidar que un músico emplea más años de su vida para convertirse en músico que un estudiante de medicina en convertirse en doctor. Es una carrera de mucha dedicación con unos sueldos que no cubren todo ese esfuerzo, y no merecen que se les tome el pelo cuando están haciendo su trabajo".