Nombrar en Cuba el apellido Valdés es decir música. Bebo abrió el camino y guió por él a su hijo Chucho (Quivicán, Cuba, 1941) que lleva décadas recorriéndolo, primero de su mano y ahora en solitario. Tras una decena de premios Grammy y una senda musical en la que creó un estilo único e incomparable, ahora llega a Gijón (28 de marzo, teatro de La Laboral, 21 horas) a presentar su disco "Jazz Batá 2", una continuación del lanzado en 1972, antes de formar la mítica banda "Irakere".
- Ya tocó en varias ocasiones en Asturias, ¿Cómo recuerda sus conciertos aquí? ¿Tiene ganas de volver?
-Los conciertos que recuerdo en Asturias fueron maravillosos y siempre he querido volver, así que será un gran placer regresar y tocar para ese gran público.
- La última vez acudió junto a Joe Lovano y ahora lo hace con un cuarteto de lujo. ¿Qué va a ofrecer al público?
-Vamos a ofrecer la música del disco "Jazz Batá", que ha sido ganador del premio Grammy Latino en el 2019 y que, además, en la revista Billboard, fue elegido como uno de los mejores de la década.
- ¿Qué sintió al recibir el último Grammy Latino?
-Fue un reconocimiento grande a un trabajo de innovación que habíamos empezado hace muchos años.
- ¿Cuál es la fórmula para mantenerse tantos años sobre los escenarios haciendo música?
-En primer lugar, es el amor a la música, seguir desarrollando ideas y buscar nuevos caminos, para poder tener siempre una nueva opción.
- Este disco lleva años en su mente, pero nunca terminaba de materializarse. ¿Por qué no salió antes a la luz? ¿Por qué siempre quiso revisar y actualizar aquel "Jazz Batá"?
-El primer Jazz Batá se grabó en 1972. Luego, formamos la banda Irakere, que tuvo un reconocimiento mundial muy grande, pero después de terminar con la banda, me di cuenta que el disco había quedado en el olvido, por eso decidí retomar ese trabajo y actualizarlo para el siglo XXI. Ahora, con todo el trabajo ya hecho y finalizado, me doy cuenta de que ha tenido un resultado increíble.
- La música le corre por las venas, es intrínseca al apellido Valdés. ¿Qué aprendió de su padre?
-Todo. Mi padre fue mi primer maestro, mi primer amigo y por supuesto, fue mi inspiración. Él me enseñó todo lo que sabía con respecto a la música: el respeto al público, a uno mismo y a la propia profesión. Me enseñó que siempre debía ser creativo.
- Su padre le influyó mucho, pero también su país, Cuba. ¿En qué se puede ver su obra?
-Mi obra es fácil de ver. Está muy ligada a las raíces afrocubanas, también tiene elementos de la música española, como el flamenco, y del jazz, por supuesto.
- El jazz es como un cuadro de Jackson Pollock. Sabes que te gusta, pero no logras entenderlo bien hasta pasado un tiempo, ¿no cree? ¿Por qué ocurre eso?
-Es un proceso orgánico, se trata de asimilar y apreciar, poco a poco, las virtudes de los solistas y el género en sí.
- Usted está considerado un referente del jazz latino. ¿Qué características tiene este género? ¿Qué lo diferencia de los demás?
-Generalmente, el jazz latino está influenciado por las raíces africanas en todo el Caribe y en toda América. En ello también se incluye el jazz norteamericano, que es música afroamericana y es compatible con el afrocubano. Además, la rítmica es lo que lo diferencia.
- ¿Hacia dónde va su futuro?
-Siempre estoy investigando y creando. El futuro va en muchos caminos que están por decidirse, porque son tantos que aún no he tomado una decisión para afrontar lo que vendrá.
