Un turista chino de 80 años que llegó a Francia a mediados de enero con su hija, también infectada, es el primer muerto en Europa por el coronavirus COVID-19. El anciano estaba hospitalizado en París desde el 25 de enero, y falleció este viernes, aunque no fue hasta ayer que la ministra francesa de sanidad, Agnès Buzyn, confirmó el fallecimiento.

Originario de la provincia de Hubei, la más afectada por la epidemia, el fallecido llegó a Francia el 16 de enero y nueve días después fue internado, inicialmente en el servicio de reanimación y después de que se le diagnosticara el COVID-19 en el de enfermedades infecciosas, donde se aplicaron estrictas medidas de aislamiento. Allí permanece ingresada la hija del anciano fallecido, de 50 años, que se encuentra bien y debe salir pronto del hospital.

En China, las últimas informaciones oficiales cifran en 1.523 el número de fallecidos. A la luz de estos datos, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó ayer que es "imposible" predecir la dirección que tomará el coronavirus de China y manifestó la "preocupación" por el "creciente número de casos" en ese país y por los "rumores y desinformación" surgidos en relación con la enfermedad.