Por primera vez en 38 años, el Festival del Oricio de Bañugues ha sido suspendido ante la amenaza del COVID-19. Una decisión que no se tomó hasta la madrugada del jueves al viernes ya que la intención de los organizadores, la asociación de vecinos "El Pico", de Bañugues, era la de continuar con la celebración.

La suspensión del tradicional evento gastronómico bajo una carpa situada junto a la playa obligó ayer a la organización a llevar a cabo una venta masiva de oricios con la intención de "minimizar los gastos", en palabras de la presidenta de "El Pico", Esther García. Hasta 2.500 kilos de oricios estaban dispuestos para la popular degustación, con un coste para los organizadores que superaba los 35.000 euros. La desilusión fue tremenda para Esther García y su animoso grupo en lo que consideran "una faena". "Al resto de los organizadores les entró el miedo y al final decidimos que no celebrarlo era lo mejor", señala la presidenta. La intención es, al menos "tratar de vender la mitad" para paliar en la medida de lo posible el mazazo económico.

Durante la jornada de ayer lograron vender en torno a 200 kilos, a un precio de 15 euros por docena. Durante la jornada de hoy tratarán de vender la mayor parte de la mercancía. Fueron numerosos los vecinos que se acercaron a "echar una mano", como definió Diego Menéndez, que junto a Cristina Menéndez adquirió dos docenas. "Solíamos venir al festival y aunque me parece correcto que se haya suspendido, no podemos dejarles tirados y por eso venimos a comprar unas docenas para casa", detallan.

La suspensión o no del evento había generado una fuerte polémica a nivel local, entre defensores y detractores de cancelar una celebración popular muy concurrida.