Miles de madrileños han huido en los últimos días de la capital, cientos de ellos hacia Asturias, pretendiendo "esconderse" en sus lugares de veraneo del coronavirus, desbocado en Madrid. La "espantá" ha disparado el número de positivos en zonas turísticas como Murcia, donde el Gobierno regional ha decretado el aislamiento de los municipios costeros, con el objetivo de evitar que se sigan multiplicando los contagios y que se colapse el sistema sanitario. Los vecinos solo pueden salir de casa para trabajar e ir a los supermercados (abarrotados al mediodía) y a las farmacias.
En Asturias no se ha llegado a ese punto, aunque también se ha registrado la llegada de miles de turistas. En Llanes, la mayor parte de los visitantes son segundos residentes procedentes del País Vasco y Madrid, tal y como pudieron comprobar en las farmacias por las tarjetas sanitarias de los clientes.
"Estamos limpios, no tenemos nada", subrayaban en una terraza de la plaza de Parres unos visitantes madrileños que no quisieron dar sus nombres. Carlos Marín, también madrileño, llegó a Llanes esta semana, cuando a su hijo le suspendieron las clases y a él le cancelaron todas las reuniones de trabajo. Decidieron marchar a su segunda residencia "viendo que la incidencia de casos en Asturias era menor que en Madrid" y sabiendo que "estábamos sanos y no habíamos tenido ningún contacto con nadie que haya estado enfermo". Consciente de la psicosis generada por la llegada masiva de madrileños, su vida social es casi nula. "Tenemos que ser prudentes, aunque estamos aquí no venimos de turismo, somos casi de aquí, salimos a caminar por la mañana un rato, hacemos la compra y nos venimos a casa", advierte.
Chechu Campos, Presen Luzón y Chema Gamboa llegaron de Bilbao el lunes. Tenían el viaje programado y no lo cancelaron "porque no hay nada que temer". Ayer regresaron al País Vasco. "Ya nos vamos a pasar a casa la cuarentena", bromeaban.
El propietario de la empresa Llanes Surf y Aventura lleva recibiendo llamadas toda la semana de personas que quieren pasar los días de suspensión escolar en Asturias. "Nos piden ofertas de actividades para niños y adultos, y para saber qué pueden hacer los días que estarán por la zona", indicó el dueño. La empresa ha decidido no trabajar.
La Policía de Llanes se vio obligada a echar el alto al tren turístico cuando circulaba por la mañana con un grupo concertado de 50 personas. Una resolución de la Alcaldía paralizó el convoy, aunque quienes lo llenaban continuaron su estancia en Llanes. Todos juntos, pese a las prohibiciones.
La precaución y las recomendaciones de evitar aglomeraciones y riesgos innecesarios también brillaron ayer por su ausencia en la Universidad Laboral, en Gijón. Las actividades culturales y docentes estaban suspendidas, pero el edificio sigue con sus puertas abiertas y eso lo aprovechó un grupo de unos cuarenta turistas de entre 60 y 70 años de edad para visitar el edificio. Sobre las 10.30 horas, aparentemente ajenos a la pandemia, se bajaron de un autobús y se dirigieron hasta la puerta del complejo. Sin ninguna medida de protección, todos en grupo, aguardaron en la puerta de entrada a que llegase la guía turística. "Estamos aquí para ver hoy la Universidad Laboral", arrancó la guía con pasmosa tranquilidad. Todos la rodeaban. Mientras comenzaba a contar la historia del edificio, que acabó de construirse en 1956, el grupo fue adentrándose en el recinto. Como si de un día normal se tratase.
En Cangas de Onís y Arriondas, mientras tanto, las empresas de turismo activo, la mayoría reabiertas a primeros de este mes tras el parón invernal, se muestran "preocupadas" pues algunas de ellas no han contratado personal a causa de la gran cancelación de reservas para realizar una de las actividades más demandadas por la clientela: el descenso del Sella, señalaron Fer Labra, Pedro Sánchez y Javier González.
