Cruzando los dedos. Así están unos 40 asturianos en Lanzarote. En la isla canaria quedaron "atrapados" el sábado, horas antes de decretarse el estado de emergencia, cuando la compañía Vueling suspendió sin previo aviso su vuelo a Asturias. Llevan cinco días de pesadilla tratando de encontrar cómo salir de allí, en plena crisis del coronavirus, con todo lo que eso significa en cuanto a restricción de movimientos.

Los gobiernos canarios y asturiano se interesaron por su caso y parece ser que las gestiones con Vueling -que primero les ofreció un vuelo el día 21 y luego, tras cancelarlo, les quiso devolver el dinero y que se buscaran la vida- han dado su fruto. Hoy está previsto que vuelen a Bilbao a las 10 de la mañana. Una vez allí tendrán que buscarse la vida para llegar a Asturias. A Belén Costa, una de las asturianas afectadas y que ha movido cielo tierra para salir de la isla, no podrá ir a recogerla su pareja: "La Guardia Civil le ha dicho que no está permitido ese desplazamiento".

La cuestión es cómo podrán hacer para llegar a Asturias y de qué medios de transporte disponen. El grupo es amplio y valoran alquilar coches o furgonetas, "pero eso si se puede". Las limitaciones que impone el estado de alarma les ha complicado las gestiones en Lanzarote. En el caso de Costa se ha quedado con su amiga, con la que fue a pasar una semana de vacaciones a la isla del 7 al 14 de marzo, en el apartamento que tenían alquilado. No obstante, poco han podido hacer allí, salvo contactar con otros afectados por teléfono, unir fuerzas y tratar de encontrar ayuda en las instituciones.

Con todo, la asturiana no tiene claro al cien por cien que puedan salir de Lanzarote hasta verse en el avión. "Por la mañana nos hicieron ir al aeropuerto porque dijeron que había un vuelo a Asturias y cuando llegamos, nadie sabía nada y, por supuesto, tal avión no existía. Todo un caos", señala.

En el aeropuerto de Lanzarote los trabajadores han emitido una queja por el descontrol que reina en el mismo, sobre todo, desde el pasado sábado, jornada en la que pasaron por allí 1.500 personas. "Esta mañana, el aeropuerto era un desmadre", explica Belén Costa. "Solo queremos llegar a casa y esperamos que todo salga bien".