Los veterinarios adscritos al plantel de personal del Principado, una treintena, creen poder contribuir a reducir la propagación del COVID-19 si se les envía, en su calidad de expertos en combatir enfermedades infecciosas, a supervisar los protocolos de prevención infecciosa en los supermercados de la región y otros "puntos calientes" de contagio como farmacias, tiendas de alimentación, centros de mayores, etcétera.

Esta es la propuesta que realiza el Sindicato Profesional de Veterinarios del Principado, que alerta de que los negocios que siguen abiertos "son lugares de riesgo" para la propagación del virus.

El coronavirus, subraya el colectivo de veterinarios, "ha demostrado un considerable tiempo de supervivencia en superficies como cartón, plástico, cristal o ciertos metales. Eso, unido al constante toqueteo e intercambio de dinero y productos entre clientes y trabajadores en ciertos establecimientos, hace que cualquier fallo de las medidas sanitarias pueda reducir o hacer fracasar su eficacia".