España, y por extensión Asturias, será un páramo industrial a partir del lunes para evitar que la crisis sanitaria del coronavirus se extienda aún más. Pero, como si de un cómic de Astérix y Obélix se tratara, habrá una parte de la industria que no tendrá que cerrar sus puertas y seguirá funcionando con relativa normalidad. Así se desprende, al menos, de los borradores del decreto que aprobará hoy el Gobierno y que han circulado durante esta semana, en previsión de que el Ejecutivo tomara más mano dura para frenar el avance del virus. Evidentemente, la industria agroalimentaria, que en Asturias la forman 717 compañías -en su gran mayoría pequeñas- y que da trabajo a más de 7.000 personas y mueve al año casi dos mil millones de euros en cifra de negocio, podrá seguir en marcha para continuar abasteciendo a los supermercados que estos días están experimentando un notable incremento de la demanda. Esta es la industria "esencial" de Asturias.

Por ejemplo, en plena crisis de esta pandemia, las ventas de los productos lácteos de Central Lechera Asturiana (Clas) están creciendo con fuerza. La planta de Capsa en Granda (Siero) está produciendo a pleno rendimiento para abastecer la alta demanda de leche. Y eso que ha visto cómo quedaba cancelado el suministro a la hostelería por el decreto que forzó a cerrar a bares y restaurantes.

No serán los únicos. También se salvaría del cierre buena parte de la industria química asturiana. Sobre todo, aquella cuyo trabajo esté orientado al sector farmacéutico o al terapéutico. Está en esta situación, por ejemplo, está la planta que la multinacional Bayer tiene en Langreo y cuya actividad ha venido reforzando a lo largo de los últimos años.

El gigante farmacéutico alemán elabora en Asturias todo el ácido acetilsalicílico que llevan las aspirinas que se venden por el mundo. Es más, este medicamento ha sido calificado como "esencial" por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). En la planta langreana, Bayer da empleo a unos 150 trabajadores y en varias ocasiones la compañía ha calificado a esa planta como el centro neurálgico para la producción de la aspirina.

Tampoco echarán el alto las fábricas de textil, un sector escaso en Asturias, pero en el que también quedan un buen puñado de trabajadores. En concreto, establece el decreto que podrá seguir activa la fabricación de ropa de trabajo, especialmente la de aquella que va dirigida a la protección de los sanitarios. En los últimos días hay varios centros de trabajo de la región que se están reorientando a la fabricación de lo que se llaman equipos de protección individual (EPI) para médicos, enfermeros y auxiliares. Es el caso, por ejemplo, de Sontara Asturias, una empresa que llegó a la región de la mano de Dupont, que ahora pertenece a la multinacional suiza Jacob Holm, y que se dedica a fabricar bayetas para la industria y la alimentación, así como toallitas para el sector sanitario. Pero ahora está reorientando parte de su actividad para fabricar también el tejido de las mascarillas que usan los sanitarios. Tiene capacidad para hacer nueve millones de esas máscaras al día y solo está esperando a que el Ministerio le dé la homologación definitiva. Lo que podría ocurrir en horas.

Pero el listado de actividades consideradas "esenciales" es más amplio e incluye a sectores con peso en el Principado, como la pesca, el procesado de frutas o la fabricación de pasta papelera que realiza Ence en Navia.