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Crisis del coronavirus

Cuando dormir en casa es un problema

"Mi hijo lloraba al irme, le dije que es parte del trabajo de policía", cuenta el primer agente que elige pernoctar en un hotel para no contagiar a su familia

El relato del policía de Oviedo que se confinó en un hotel para no contagiar a su familia: "Para mi hijo fue duro"

El relato del policía de Oviedo que se confinó en un hotel para no contagiar a su familia: "Para mi hijo fue duro"

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El relato del policía de Oviedo que se confinó en un hotel para no contagiar a su familia: "Para mi hijo fue duro" E. VÉLEZ

"Lo hablé con mi mujer y lo tuvimos clarísimo. La solución para que yo fuese a trabajar tranquilo y la familia se quedara al margen, sin riego de contagio, era irme al hotel. Estaré aquí lo que dure el estado de alarma. He venido con todas las consecuencias". Óscar C. A., de 46 años, es un agente del cuerpo de Policía Local de Oviedo desde hace casi dos décadas y forma parte del grupo operativo de Seguridad Ciudadana. Él es el primer trabajador municipal expuesto a contraer el coronavirus que ha optado por alojarse temporalmente en el hotel Eurostars Palacio de Cristal, situado en la parte trasera del Calatrava. El Ayuntamiento llegó hace una semana a un acuerdo con el grupo Hotusa, gestor del establecimiento, para ponerlo gratuitamente a disposición de policías locales, bomberos o personal de servicios sociales. Por el momento, Óscar es el único empleado municipal que lo ha hecho, pero le consta que otros compañeros solicitarán habitación en los próximos días. En su planta hay otras ocho personas que pertenecen a la plantilla del ERA (Establecimientos Residenciales para Ancianos) del Principado.

Padre de un niño de 8 años, Pablo, y una niña de 21 meses, Candela, tiene su domicilio en Candás y el jueves pasó su primera noche alejado de su familia. "El que peor lo lleva es el mayor. Lloró porque no quería que me fuera de casa y le expliqué que, al ser policía, esto forma parte de mi trabajo para proteger a la gente. La pequeña no se enteró mucho porque es muy chiquitina. Les hice una videollamada en cuanto se despertaron por la mañana", explica el agente a LA NUEVA ESPAÑA desde su habitación.

La decisión de mudarse la tomó hace unos días con su esposa, que padece asma y una patología respiratoria: "Me iba a casa todos los días con la preocupación añadida de contagiar a mi familia. Al llegar intentaba mantener el mínimo contacto con ellos e incluso me planteé aislarme en una habitación para hacer una especie de cuarentena. No me atrevía a dormir con mi mujer". El hecho de que tres policías de otra unidad dieran positivo en coronavirus aceleró el proceso. El área de Seguridad Ciudadana dividió a los agentes en dos equipos rotatorios. Mientras unos trabajaban, otros descansaban con el objetivo de mantener sana a la plantilla. Al poco tiempo, el Ayuntamiento firmó el convenio con el hotel, tras alcanzar el visto bueno de la Consejería de Salud.

El establecimiento tiene 140 habitaciones, pero está bajo mínimos en cuanto a servicios y personal. "Es un hotel en estado de alarma. Los inquilinos no estamos de vacaciones. La limpieza se hace un día a la semana, tenemos un autoservicio para recoger toallas y productos de higiene, cada uno come en su habitación gracias a un catering que contrató el Ayuntamiento, y se puede lavar el uniforme en la lavandería para desinfectarlo, evitando propagar el coronavirus en caso de llevarlo en la ropa. Por supuesto, no hay zonas comunes", comenta el agente local, que además se ha llevado apuntes de Seguridad Ciudadana y la novela policiaca "La química del odio", de Carme Chaparro, para su tiempo libre.

Semana compleja

El trabajo de Óscar, al igual que el de sus compañeros, cambió sensiblemente desde el inicio del confinamiento. A las intervenciones habituales y auxilios, tuvieron que sumar el control de vehículos y peatones por la vía pública. Algo que, como el mismo dice, le pilló con el pie cambiado: "Tuvimos que adaptarnos. Al principio no teníamos equipos de protección individual (EPI), pero luego se fue subsanando. La primera semana fue muy compleja y ahora ya estamos más adaptados".

Esa capacidad de adaptación es la que le ha servido para separarse temporalmente de su familia. Además, se siente afortunado de tener un lugar alternativo: "Hay mucha gente que también ocupa puestos esenciales y no puede alojarse en otro lugar. Autónomos, personal de supermercado, servicios de limpieza...". Lleva mal la distancia con sus padres. Especialmente con vistas a este domingo, que celebrarán sus bodas de oro.

La reconversión del hotel del Calatrava en alojamiento temporal para personal municipal en riesgo durante el estado de alarma se suma a la puesta en marcha, por orden ministerial, de otros cuatro establecimientos hoteleros de Oviedo para acoger a trabajadores de servicios básicos. Se trata de apartamentos Clarín (en la calle Gascona), el hotel OCA Santo Domingo Plaza (Ronda Sur), la pensión Australia (calle Campoamor) y la pensión Oviedo (calle Uría).

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