La lista de fallecidos en los geriátricos asturianos sigue al alza. Los últimos datos de la Consejería de Derechos Sociales arrojan cinco nuevos fallecimientos entre el sábado y el domingo, todos ellos de residentes en centros privados. El total, en el conjunto de residencias en el Principado, se elevan a 40 los óbitos por coronavirus.

Respecto al número de residentes contagiados ese ya asciende a 260, al aumentar en tres en las residencias públicas y en ocho en las privadas donde hay casos. También creció la infección entre el personal, contándose un trabajador en un centro privado, y van 121. En total, son 381 los empleados y residentes contagiados de los geriátricos regionales, lo que supone un aumento de 12 personas en total en todas las categorías.

La residencia Plaza Real de Gijón, de titularidad privada, confirmó ayer seis casos de coronavirus. Se trata de trabajadores del centro que, aún siendo totalmente asintomáticos, se sometieron a las pruebas facilitadas por la consejería de Sanidad. Todos están aislados en sus domicilios. Desde la dirección del centro se defiende que "ningún trabajador con síntomas trabaja", ya que se les somete a continuos controles, como la toma de la temperatura corporal, para evitar un posible contagio a los mayores del centro. "Se está cumpliendo el protocolo", remarcan.

De hecho, explican que los trabajadores tienen un circuito de acceso al centro para evitar su paso por zonas comunes con los usuarios y que se desinfectan todas sus prendas y calzado de forma regular. Además, llevan un mes trabajando ataviados con guantes y mascarillas para evitar la propagación del virus. Del mismo modo, se remarca que la instalación se cerró ya hace un mes, antes de que se decretase el estado de alarma para evitar contagios.

Con todo, la dirección del centro quiere mandar un mensaje de tranquilidad a los familiares de los usuarios, así como enfatizar que "contamos con los recursos suficientes para seguir trabajando en condiciones idóneas" de seguridad.

El Centro de Referencia para personas con Discapacidades Neurológicas (Credine) de Barros, en Langreo, que fue habilitado hace dos semanas para acoger casos de coronavirus, ya aloja a más de medio centenar de pacientes en sus instalaciones. Dos de los módulos ya están llenos y se está barajando abrir un tercero.

El día 22 de marzo ingresaron los tres primeros afectados en el centro, que todavía no ha llegado a funcionar para el objetivo para el que fue ejecutado, el de centro de referencia estatal para personas con discapacidades neurológicas. A principios de esta semana, el número de pacientes ascendió a 25 y ahora ya supera el medio centenar. Los últimos en llegar han sido los usuarios del centro de San Pedro de Mallecina, en Salas, desalojado por la aparición de casos de COVID-19 en el equipamiento, de titularidad privada.

El personal asignado al centro para combatir la epidemia, contratado durante dos meses, está compuesto por seis médicos, ocho enfermeras, 26 técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, dos celadores y dos auxiliares administrativos. El complejo ya disponía desde hace dos meses de veinte trabajadores (entre ellos enfermeras y auxiliares), que dependen del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) y que estaban pendientes de la apertura, por fases, de las instalaciones.

La consejera de Derechos Sociales, Melania Álvarez, ha ordenado iniciar un expediente de investigación y en su caso, de la apertura de los expedientes disciplinarios que procedan, tras las quejas de varios familiares que lamentaron que algunos discapacitados del Centro Residencial de Cabueñes salieran a la calle para mandar un mensaje de ánimo, "mezclándose por módulos", lo que "nos intranquiliza bastante", denuncia también el sindicato CSI. La consejera, que remarcó que será implacable con el cumplimiento de las medidas de seguridad, también ha reclamado al servicio de inspección de Salud una revisión del centro.