Los últimos datos de evolución del COVID-19 en Asturias revelan una situación inédita: en términos de los aficionados a los videojuegos, hemos pasado de nivel. Este es el día "D" en la guerra sanitaria en el Principado contra la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2. Es la jornada del desembarco de las recuperaciones, de las altas médicas; el momento esperado en que podremos empezar a comprobar cómo empieza a crecer la curva de las curaciones, aliviando la presión sobre el sistema sanitario.

Por primera vez, el número de altas supera al de casos detectados. Por primera vez desciende la cifra de casos activos (es decir, tenemos menos enfermos). Continúan bajando las hospitalizaciones y el número de pacientes de Unidades de Cuidados Intensivos. Supone, sin duda, un claro punto de inflexión en la tendencia. Pero en la batalla para ganar esta etapa nos hemos dejado la vida de 102 asturianos: es el dato negativo de la jornada.

Matemático. Es la palabra adecuada, sin duda, para referirse al modo en que el pronóstico llevado a cabo por los investigadores asturianos Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz ha ido ajustando la evolución de la enfermedad en Asturias. Juan Luis Fernández, catedrático de Matemáticas de la Universidad de Oviedo y director del Grupo de Problemas Inversos, Optimización y Aprendizaje Automático, ya proyectó cuándo se produciría el pico de contagios detectados en Asturias. Se cumplió y también su pronóstico de evolución ascendente o descendente de los nuevos casos resultó acertado. Lo mismo está ocurriendo con el análisis llevado a cabo por los dos matemáticos asturianos para la enfermedad en el conjunto de España, frente a otras proyecciones que hablaban incluso de un máximo de casos en nuestro país para el verano.

La curva de evolución para Asturias con los datos facilitados hoy por el Principado resulta clarificadora: una clara tendencia a la baja y la curva prácticamente llegando a los mínimos, aunque aún quedarán al menos dos semanas hasta que veamos jornadas en las que no se produzcan nuevos casos.

Pero si la siguiente fase se realiza convenientemente deberíamos tardar en encontrarnos en esa situación.

A la caza de los pacientes leves

El siguiente movimiento debería ser el de la detección real de todos los casos. Es un paso muy importante, clave para poder hablar del desconfinamiento y de cómo afrontar la delicada etapa en la que aún tendremos que convivir con el virus sin que exista una vacuna. Y ese periodo puede ser largo, muy largo, quizás de hasta dos años, salvo que comprobemos que existe cierta estacionalidad en el virus y termina por imponerse una variante del patógeno menos agresiva.

Existen en Asturias unas 5.000 personas que permanecen en sus casas con seguimiento médico telefónico por los servicios de Atención Primaria y que tienen altas posibilidades de padecer COVID-19, pero no existe una confirmación fehaciente. Entre esos casos se encontrarán muchos positivos reales y algún que otro negativo. Y entre sus familiares, después de tantos días de confinamiento, bastantes asintomáticos que, incluso, quizás fueron el transmisor de la enfermedad sin haberse manifestado la dolencia.

Si los servicios sanitarios asturianos desatascan su actividad hospitalaria, el paso siguiente debería dirigirse ahora a ampliar el campo de detección. Primero, realizando de forma masiva test en todos los geriátricos, como forma de garantizar que no brotarán nuevos focos, de elevada mortalidad y de rápida propagación, como los que vimos en los centros de Grado, El Villar (Castrillón) o Mallecina. Esa será la forma de "curvar" al máximo la estadística de fallecimientos. Segundo, tratando de detectar cuantos más casos leves, mejor, de modo que se pueda llevar una contabilidad de las personas que han pasado la enfermedad y se encuentran ya inmunizados: también quienes hayan convivido con ellos durante el confinamiento.

En esta nueva pantalla, en este nuevo escenario de la guerra contra la enfermedad, las autoridades sanitarias recobran el control, han frenado la embestida descontrolada del virus y tienen la ocasión de organizar de manera estratégica la salida del confinamiento, minimizando cualquier posibilidad de que se produzcan nuevos brotes. Y a la luz de la experiencia que hemos visto en otros países, la fórmula de éxito pasa por la realización masiva de tests de control, vigilancia de las normas de distancia social e higiene, la lenta y calculada vuelta a la actividad económica y la realización de pruebas serológicas para identificar a los asintomáticos y leves que ya han pasado la enfermedad sin requerir de atención sanitaria directa.

"Nuevos casos" tendrá otro significado

Llegará también el momento en que se deba evaluar de otro modo el seguimiento de la pandemia y el pronóstico de su evolución. Si cambia el criterio para la realización de tests, con más pruebas y su aplicación no solo a los enfermos que requieren de hospitalización, la cifra de nuevos casos detectados crecerá, rompiendo la tendencia. Ello no significará que empeore la propagación de la pandemia, sino que miramos con más detalle. Comenzará entonces un nuevo periodo, hasta que el control de cualquier nuevo caso se total, que permitirá después retomar este indicador como verdadero termómetro de la pandemia.

Hasta entonces, tendremos que fijarnos más en otros datos que sí continuarán siendo homogéneos, como las hospitalizaciones o los ingresos en las Unidades de Cuidados Intensivos.

La evolución de la curva de nuevos casos en España también sigue el tramo descendente. El pronóstico de los matemáticos asturianos Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz para el conjunto del país se ajusta a la evolución. Según su modelo, el número de infectados en España está a punto de alcanzar una etapa de estabilización, situándose en el entorno de los 150.000-170.000 casos. La cifra de fallecidos podría colocarse en unos 17.000.

El modelo de los investigadores de la Universidad de Oviedo permite además conocer cuál es el número de casos más probables que se detectarán mañana en las diferentes comunidades autónomas, así como el porcentaje de fallecidos y tasas de hospitalización y UCI.

La aplicación del modelo a otros países y zonas del mundo permite comprobar que los principales focos de Europa están en descenso, mientras que seguirán activos los de América. En Europa ya se comprueba que la tasa de recuperados es superior a la de fallecidos en prácticamente todo el continente, salvo en el Norte, donde la pandemia puede seguir creciendo.

Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz efectúan además, cada día, el pronóstico de nuevos casos para el conjunto de los países europeos.

En España ya puede comprobarse que solo en Castilla La Mancha y Extremadura el porcentaje de muertos supera al de altas sanitarias.

El modelo de los investigadores asturianos de la Universidad de Oviedo es utilizado por los servicios sanitarios de Asturias, Castilla y León y Cantabria. Además, también se emplea por autoridades sanitarias de Estados Unidos, Pakistán y Venezuela.

Cada día, los matemáticos evalúan la evolución de la enfermedad en las diferentes comunidades autónomas. Estos son sus pronósticos: