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La fábrica de Sontara duplica su inversión para aportar más material de mascarillas

La compañía Jacob Holm prevé aumentar un 30% la producción tras recibir el visto bueno de Industria como suministradora de materia prima

La fábrica de Sontara duplica su inversión para aportar más material de mascarillas

La fábrica asturiana de la multinacional suiza Jacob Holm en Tamón (Carreño) se ha convertido en una pieza clave en la producción de mascarillas. El Ministerio de Industria la ha acreditado como suministradora de material junto a las valencianas NV Evolutia y Todofil y la barcelonesa Hispano Tex. La multinacional suiza, que compró la fábrica de Sontara a DuPont en 2014, está volcada con la planta asturiana. Jacob Holm prevé duplicar la inversión de dos millones inicialmente prevista para el complejo de Tamón y aumentar la producción por encima del 30%, dada la elevada demanda de material que está recibiendo en medio de la crisis sanitaria por el COVID-19.

La fábrica en cuestión produce un compuesto de fibra de poliéster y celulosa de papel que se consigue entrelazando sus fibras mediante chorros de agua a alta velocidad y sin que intervenga proceso químico alguno en su fabricación. Sontara tiene aplicaciones ya conocidas para hacer objetos desechables como toallitas secas o húmedas, reposacabezas, batas y gorros de quirófano o paños para limpieza de espacios estériles, y en estos tiempos de necesidad también se ha revelado como buena materia prima para fabricar mascarillas.

"Estamos muy agradecidos al Ministerio de Industria por la colaboración y la rapidez en las gestiones para hacer posible que se pudiera fabricar material de protección en España lo antes posible y poder así ayudar a la población. Solo 48 horas después de establecer el estado de alarma, el Gobierno ya tenía a su disposición el material de Sontara para la fabricación de mascarillas y se agilizaron mucho los trámites por parte del Ministerio. Debido al aumento de la demanda y a la expectación que se generó por el anuncio de la posible certificación por parte del Ministerio de nuestro material, están contactando con nosotros muchos clientes potenciales con los que nunca habíamos trabajado", explicó ayer a este periódico vía telefónica Martin Mikkelsen, consejero delegado la multinacional.

Sus previsiones pasan por incrementar plantilla y producción en los próximos meses. En Tamón se trabaja ahora cinco días a la semana, las 24 horas. Para cubrir las nuevas necesidades del mercado, se pretende ampliar a seis días y no se descarta llegar hasta los siete. Sin descanso. Esos dos días más de trabajo se traducirán en un aumento de la producción superior al 30%. "Nuestro programa de inversiones recogía una partida anual de dos millones para la fábrica de Asturias. Con la situación actual, estamos pensando en doblar esa cifra para poder hacer frente a la demanda de cara al próximo año", añadió el máximo responsable de Jacob Holm.

Aparte de material para mascarillas, en Tamón se fabrican bayetas de limpieza industrial que son usadas para desinfección. "Nos sentimos muy honrados de que el Ministerio nos haya designado como fabricantes preferentes de material para mascarillas de clase I y clase II y hemos hecho una producción adicional para atender estas necesidades del mercado que antes no teníamos y estamos considerando hacer otra en las próximas semanas", añadió Mikkelsen .

La plantilla de Tamón sigue a rajatabla los protocolos de prevención para evitar contagios y no se ha producido ninguna baja. El directivo aplaude a su plantilla: "Se está produciendo a la máxima capacidad y se están agilizando los trámites para poder suministrar material en menos tiempo". Se han lanzado bobinas más pequeñas que las industriales para facilitar el transporte.

Son varias las toneladas de material que ha donado Jacob Holm al Ejército y a las autoridades para hacer mascarillas (ayer mismo, la compañía dio una partida a la Unidad Militar de Emergencias). "Estoy asombrado por la personalidad de los españoles y su capacidad de adaptación. Están contactando con nosotros muchos talleres textiles que han tenido que cerrar por el estado de alarma y que se quieren reinventar para hacer mascarillas", destacó Martin Mikkelsen.

Entre ellas hay varias asturianas. La gijonesa Norvil espera el visto bueno de las administraciones para poder fabricar material de protección con licencia exprés (el BOE publicó ayer las condiciones para la puesta en funcionamiento de productos sanitarios sin el marcado CE). Está en disposición de fabricar mascarillas y batas. "Tenemos una colaboración con Sontara y tenemos varios ensayos en laboratorio. Estamos pendientes del resultado y de la respuesta a la petición de esa licencia exprés", explicaron desde la firma gijonesa.

La Fundación Laboral de Minusválidos Santa Bárbara lleva fabricadas más de 30.000 mascarillas no sanitarias con Sontara y sigue recibiendo pedidos a miles. Los últimos proceden de Tragsa y de la Fábrica de Moneda y Timbre.

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