La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Asturias, una gran fábrica de mascarillas que se pone en marcha

Fabricantes textiles de toda la región piden homologaciones de material de protección tras la acreditación de la fábrica de Sontara como suministradora y Oviedo consigue la primera

Fabricación de mascarillas en el centro de formación ocupacional de La Corredoria, en Oviedo. J. R.

La gran fábrica de mascarillas asturiana se pone en marcha. La acreditación de la planta de Jacob Holm en Tamón (Carreño) como suministradora de material autorizado (Sontara) por el Ministerio de Industria ha ido acompañada de un aluvión de solicitudes de homologación de empresas asturianas para lanzar artículos de protección aptos para el sector sanitario. Las firmas del sector textil han visto paralizada su actividad por la pandemia de coronavirus y se reinventan para poder seguir produciendo en medio de la crisis sanitaria. La materia prima está a la puerta de casa, en Tamón. La primera homologación la ha conseguido una Administración, el Ayuntamiento de Oviedo, y parió ayer, el mismo día en que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades emitió un nuevo informe sobre el uso de mascarillas. Ahora las recomienda también para los asintomáticos e incide en que "deben ser contempladas como una medida complementaria".

Relacionadas

El Ayuntamiento de Oviedo recibió ayer el visto bueno para suministrar al sector sanitario las mascarillas fabricadas en el centro de formación ocupacional de La Corredoria. El laboratorio de Alcoy (Alicante) al que el Consistorio ovetense envió los prototipos de los medios de protección fabricados por quince trabajadores del área municipal de Empleo da por válidas las unidades elaboradas con TNT adquirido en Tamón. El concejal de Economía, Javier Cuesta (PP), explicó que está ultimando con el Servicio de Salud del Principado (Sespa) los preparativos para empezar a suministrar a hospitales y centros de salud.

La producción diaria en La Corredoria es de unas 1.000 mascarillas diarias, pero no se descarta llegar a las 2.000. Su aportación puede ser clave para garantizar la seguridad de los sanitarios de equipamientos como el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde el uso de equipos de protección es limitado.

En cuestión de días confía tener homologadas sus batas y mascarillas la empresa ITS (Integral Thermal Shield), con instalaciones en Silvota y especializada en la fabricación de equipos de protección (para soldadores, bomberos...). La firma, con dieciocho trabajadores, paró la fabricación con el estado de alarma y es una de las empresas asturianas que se están reinventando en plena crisis sanitaria. En ITS utilizan Sontara para la fabricación de mascarillas y batas y están a la espera de que un laboratorio acreditado responda a su petición de homologación, tras comprobar que sendos productos son válidos. Confían contar con ella "el lunes o el martes" para empezar a fabricar. "El proceso de certificación CE conlleva muchos requerimientos y, pese a que gran parte de ellos ya los cumplimos al ser la nuestra una empresa homologada, hay que presentar mucha documentación. Con el procedimiento abreviado (el que autoriza a fabricar sin la certificación CE) se saltan varios pasos, aunque solo permite fabricar durante estos meses de emergencia sanitaria", explica Esteban González, de ITS.

También a la espera de respuesta a sus solicitudes de homologación están en la empresa gijonesa Norvil, especializada en el diseño y confección de uniformes corporativos. La hostelería y la restauración son los principales clientes de esta firma asentada en la calle Marie Curie, unos sectores tocados de lleno por el estado de alarma. "Todo se ha venido abajo con el COVID-19", explica el director de la compañía, Jorge Rivero.

Lejos de tirar la toalla, buscó una forma de mantener la actividad aprovechando que dentro del negocio ya existía una rama de prendas para el sector sanitario. "Tenemos una colaboración con la fábrica de Sontara y estamos realizando diferentes ensayos", añade el empresario. De las instalaciones de la calle Marie Curie salen ya miles de mascarillas y también batas, confeccionadas a partir de Sontara y de otras materias primas homologadas. Se trata de material higiénico que se vende a empresas privadas (no precisa de homologación siempre y cuando no se destine a personal sanitario o a otros profesionales que estén en contacto con pacientes de COVID-19).

Para que ese material de protección pueda llegar al ámbito sanitario no solo tiene que estar homologado el tejido, sino también el propio producto, como las mascarillas de La Corredoria. Y en esa fase se encuentra Norvil, a la espera de unas homologaciones que permitan fabricar durante estos meses de crisis sanitaria sin el distintivo CE. "Tenemos dos tipos de mascarillas pendientes de homologación: una con tejido Sontara y otra de cinco capas con material de otro proveedor homologado, con los tejidos que se usan en las de tipo quirúrgico", prosigue Rivero.

Esas licencias exprés que ha lanzado el Gobierno para abastecer al país de material de protección agilizan los trámites, pero aun así son muchas las vueltas que hay que dar para conseguir todo el papeleo que se requiere. "Ya sueño con esas licencias", sostiene el director de Norvil, que no tiene capacidad de atender la gran demanda de material. En su empresa trabajan estos días 24 empleados, que siguen los protocolos marcados por la crisis sanitaria.

También se nutre de Sontara el grupo empresarial langreano Mazcatu, especializado en prendas deportivas técnicas. La pandemia ha tocado de lleno a esta firma, que se encontraba en un momento dulce antes del estallido de la crisis del coronavirus. Había comenzado a suministrar a la Federación Española de Piragüismo. En Mazcatu han empezado a fabricar esta semana mascarillas higiénicas siguiendo las instrucciones que dictó el Gobierno central. La homologación de sus artículos de protección ha quedado ya descartada. "Vemos inviable tanta burocracia", reconoce Juan Rodríguez, administrador de la empresa. De las instalaciones langreanas saldrán entre 5.000 y 8.000 mascarillas semanales. "Vamos poco a poco y analizando cómo va evolucionando el mercado. Podemos llegar a 25.000, pero también depende de la logística y de la materia prima. Tenemos problemas con la goma y se necesita gente cualificada para poder fabricar", añade.

La fábrica de mascarillas asturiana está a tope.

Compartir el artículo

stats