Con razón se advertía del problema de no especificar bien los datos. Si no hubiese una clara diferenciación entre los casos detectados por prueba PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) o por test rápidos de anticuerpos, Asturias parecería tener de golpe 109 casos.

Ese hecho, cuando Pedro Sánchez anunciaba el plan de desescalada, hubiese sido catastrófico. Pero lo cierto es que de esos positivos, los interesantes son los detectados mediante PCR: 11. El resto provienen de test rápidos, es decir, se refieren a la detección de personas que tienen anticuerpos, por lo que se sabe que pasaron la enfermedad, pero no necesariamente que esté activa. Además, ese gran número de casos se debe a pruebas acumuladas.

El Ministerio de Sanidad pide a las comunidades autónomas que remitan sus datos a las 20.00 horas, por lo que los que lleguen más tarde se contabilizan al día siguiente, de modo que en cada paquete de "nuevos casos" (casi deberían denominarse "nuevos positivos") diarios puede incorporar detecciones acumuladas. Eso ha ocurrido hoy, por ejemplo.

En realidad, los números en los que debemos fijarnos son los positivos por PCR. Esos once casos siguen la estela residual que estamos observando en Asturias los últimos días. Si nada se tuerce, seguiremos encontrándonos positivos en un goteo (residencias de ancianos por el momento, está previsto que en unos días las detecciones se lancen a los probables enfermos identificados en sus domicilios). En cambio, los detectados por los test rápidos seguirán siendo muy significativos.

Dos estrategias son interesantes ahora para Asturias, en esta nueva fase que se aproxima. La primera, incrementar el ritmo de pruebas rápidas. De este modo se consigue rebajar el índice de letalidad del virus en el Principado (no confundir con índice de mortalidad). Sí, es un artificio matemático, pero se asemeja más a la realidad de la enfermedad.

El índice de letalidad se define como el número de fallecidos dividido entre el número de casos. Incrementando el denominador, se rebaja el cociente. El índice de letalidad que hasta ahora hemos visto en España es demasiado elevado respecto a otros países, pero básicamente porque las detecciones de la enfermedad se han realizado en enfermos graves. Sabemos, no obstante, que la mayoría de las infecciones causan síntomas leves o, incluso, se desarrollan de manera asintomática.

La segunda estrategia por ahora prosigue, y es la de rebajar la ocupación en hospitales y UCI e ir incrementando las curaciones. El porcentaje de curaciones respecto a número de casos aún es bajo en Asturias (en parte porque también la letalidad ha sido alta). Cuando las curaciones representen más del 70% por ciento de los casos podremos sentirnos más desahogados.

El pronóstico de evolución de la enfermedad en Asturias, que diariamente realizan Juan Luis Fernández (catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Oviedo) y Zulima Fernández-Muñiz, varía si el análisis se limita a contar las pruebas por PCR. Como se observa en este gráfico, la curva se parece más a la que deberíamos esperar de un proceso epidemiológico como este cuando solo se consideran estas pruebas.

En cambio, si se tienen en cuenta los test positivos de anticuerpos sin distinción de casos, la imagen está distorsionada. Pero, conviene recordarlo, esa distorsión se debe a lo que no hemos visto, no a la evolución de la propia enfermedad en el territorio.

Este es el pronóstico para Asturias

Además, los investigadores realizan cada día un seguimiento y pronóstico de los casos en el conjunto de España.

Pronósticos España

Mapa comunidades

Tabla comunidades

Poblac infectada

Tasa infección

Muertes UCIS

Percentiles

También ponen a disposición de los servicios sanitarios las curvas correspondientes a todas las comunidades autónomas.

78

PRONÓSTICO COVID 28 de Abril

La relación con la temperatura

El Ministerio de Sanidad comienza ahora a considerar que puede ser cierta la tesis de que la temperatura y la humedad influyen en la propagación del virus. Pero lo cierto es que ya el pasado 2 de abril lo apuntaron investigadores asturianos.

El asturiano José María Loché Fernández-Ahúja, estudiante de máster en Ingeniería de Telecomunicaciones, se preguntó si existiría alguna correlación entre los casos de COVID-19 que se declaraban en los distintos territorios españoles y algunas de sus características climatológicas u orográficas. Loché Fernández-Ahuja y el catedrático de matemáticas de la Universidad de Oviedo Juan Luis Fernández exploraron si existía alguna relación en los datos.

Para llevar a cabo el análisis, se tomaron la temperatura media y la humedad de este mes según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y la altitud media de cada territorio. La disposición de los datos parece señalar una correlación, de modo que, con una dispersión diversa, se vislumbra una posible relación entre esas variables y el número de casos. Ambos investigadores han continuado con ese análisis, actualizándolo de manera diaria.

La previsión para Estados Unidos

El análisis se extiende también a los datos de la enfermedad en Estados Unidos, en un estudio en colaboración con el analista informático Óscar González Rodríguez.