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HÉCTOR COLUNGA | Presidente de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza, forma parte del comité para la desescalada

"Tenemos que repensar los valores sobre los que se asienta nuestra sociedad"

"Los que tienen poder han de aprender, no deberíamos salir de esta como salimos en 2008; en la desescalada no podemos dejar a nadie atrás"

Héctor Colunga. JUAN PLAZA

Héctor Colunga es, entre otras muchas cosas, el presidente de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza en Asturias. Conocedor de primera mano de las fragilidades y desigualdades de la sociedad, ha sido nombrado miembro del comité de expertos asturianos para la desescalada en representación del Tercer Sector.

- ¿Cómo está afectando esta situación a los más vulnerables?

-Toda crisis, y más una como esta, en la que el punto de partida ya arrojaba un saldo de muchas personas en contextos de vulnerabilidad y exclusión, agrava mucho la situación. Este parón económico demuestra la fragilidad que tiene nuestro sistema de bienestar, porque ahora personas que no pensaban que se pudieran ver abocadas a una situación de desamparo y dificultades socioeconómicas se encuentran totalmente a la deriva. Lo que se pone de manifiesto es la fragilidad que tenemos, lo vulnerables que somos todos y lo necesario que es reformular y reabrir la reflexión sobre qué es lo importante en nuestra sociedad y cómo debemos luchar y trabajar por garantizar los derechos a todos.

- ¿Cuánta gente se está viendo relegada en Asturias?

-Es muy difícil hacer un cálculo en vivo en medio del estado de alarma. Pero sí que es fácil ver que todos los colectivos vulnerables están en una situación relegada porque, al final, el confinamiento invisibiliza mucho las necesidades y dificultades que están teniendo las personas. Se requiere de un esfuerzo altísimo de los servicios sociales y las entidades para poder identificarlos y buscar maneras de paliarlos. Y hay sectores económicos y productivos en los que el parón ha generado una incertidumbre y un desamparo enormes. Habrá que hacer un análisis importante de daños. Y luego hay muchos contextos con menores, dependientes, personas mayores, con diversidad funcional, con los que habrá que hacer mucha evaluación para ajustar medidas que puedan minimizar los daños del confinamiento.

- ¿Cuáles son los planes a corto plazo del Gobierno regional?

-Estamos analizando el contexto que va surgiendo y los escenarios que van a surgir a posteriori, intentando implicar el mayor número de perspectivas posibles. Queremos que haya multiplicidad de puntos de vista para tener un gran mapeo, y lo que nos han informado desde el Gobierno es que su voluntad es la de poder tener un plan específico en Asturias que genere un proceso de desescalada que no deje atrás a nadie y garantice la reactivación económica, respetando el contexto y las recomendaciones sanitarias con una perspectiva social.

- ¿Se va ahondar mucho más la brecha social?

-Es indudable. Va a haber un incremento importante en la desigualdad, y lo que toca en primer lugar es, y espero que quienes tienen poder así lo sepan interpretar, aprender que no se puede salir de una situación económica como esta del mismo modo en que se salió en 2008. El objetivo número uno es repensar los valores sobre los que se asienta nuestra sociedad, la Historia va a mirar con lupa esta reconstrucción y dónde se sitúan las cosas importantes. Si no se pone mucha intensidad de respuesta social y económica, la brecha va a ser enorme.

- La falta de vivienda es uno de los principales problemas... ¿Hay alguna propuesta en este sentido?

-Ya era antes una cuestión clave, lo es ahora, se ha puesto muchísimo más de manifiesto. Y para mí es una de las líneas prioritarias que se van a tener que abordar. Espero que acabe estando reconocida en ese plan de desescalada con medidas específicas y así lo vamos a trasladar.

- ¿Dónde queda el sistema?

-Se han puesto de manifiesto dos cosas, que nuestros sistemas educativo, sanitario y social no estaban incidiendo en una tarea muy importante, que es la prevención. En salud pública, en promoción social, desarrollo comunitario, en la intervención socioeducativa, en el bienestar educativo, en los modelos de escuelas inclusivas? Al final teníamos unos sistemas muy asentados en unos parámetros asistenciales que colapsan cuando el número de personas o de realidades a las que hay que asistir crece. Es una de las grandes reflexiones que se deben sacar. Debemos invertir los esfuerzos públicos y privados para realmente ir generando un modelo que se adapte a la realidad de las personas, y que no sean las personas las que se tengan que adaptar a los sistemas. Se ha visto la poca capacidad transformadora que se estaba teniendo.

- ¿Qué colectivos son los que más le preocupan?

-Realmente hay una preocupación a todos los niveles, se debe configurar un proceso de desescalada que atienda a toda la sociedad, a todas las realidades sociales desde la lógica económica, desde la protección sanitaria y desde un cuidado social. Desde mi perspectiva, con un enfoque más social, me preocupan muchísimo quienes ya estaban en esos contextos de vulnerabilidad previos al estado de alarma. Hay una realidad en torno al "sinhogarismo" que va a ser realmente preocupante, así como los niños y adolescentes, todas las familias que han visto mermados sus ingresos por el desempleo. Necesitamos orquestar muy bien todo para tener una capacidad de desarrollo social, de activación económica y un cuidado muy especial con el riesgo epidemiológico. Va a estar en manos de todos arrinconar la transmisión comunitaria del virus, y nos va a tocar trabajar mucha formación e información para que todo el mundo sepa moverse.

- ¿Cómo llegará la desescalada a la población en riesgo?

-Lo que más me preocupa con el proceso de desescalada es que sepamos ir mirando hacia los lados, que nuestro retrovisor no deje a la gente atrás. Creo que si algo debemos aprender de lo que está pasando es que tiene que existir un principio muy claro de solidaridad, de sentirse parte de algo más grande que el yo personal. Si somos capaces de inspirar ese espíritu, entenderemos que vamos hacia un proceso de desescalada; las administraciones así lo deben ver. Muchas veces las administraciones son las que más prisa tienen en estas cosas, pero tenemos que poder hacer algo que realmente nos pueda enorgullecer como sociedad que somos. Solo espero que seamos capaces de ir a la velocidad idónea para que nadie se pueda quedar atrás. No me vale el llegar muy rápido a unos objetivos si llegamos muy pocas personas; tenemos que llegar mucho más lejos siendo capaces de que todo el mundo pueda tener las oportunidades y decir que forma parte de un común.

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