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Un empleo para dejar atrás el maltrato

Atika Ouakili es una de las más de 500 víctimas de violencia machista que lograron trabajo y rehicieron su vida gracias al programa "Incorpora"

De izquierda a derecha, Ignacio Fernández, María Díaz, Atika Ouakili y Lydia Sánchez, ante la Casa Malva de Gijón, en una fotografía tomada los días previos a que se decretara el estado de alarma. JUAN PLAZA

En Asturias, 1.145 mujeres, víctimas de malos tratos, han pasado desde 2008 por "Incorpora", un programa que promueve la inserción laboral de colectivos vulnerables y que gestionan Cruz Roja y la red de acogida de víctimas de violencia machista, desde la Casa Malva de Gijón. Hasta el pasado mes de febrero, a través de "Incorpora", 513 habían conseguido un contrato de trabajo. El programa ha seguido adelante durante estas últimas semanas, con la epidemia de coronavirus y el estado de alarma. María Díaz, que es la técnica encargada de integración laboral, indica que incluso se han incrementado las contrataciones, en sectores como el de los supermercados, la limpieza y el sociosanitario; especialmente, en este último caso, para centros geriátricos.

La puerta de entrada a Incorpora en Asturias es la red de casas de acogida, a través del servicio público de empleo. "Se hace una valoración, con entrevistas, definiendo el nivel de empleabilidad de cada mujer, los objetivos y un plan de actuación personalizado", con sesiones individuales, orientación grupal y talleres, indica María Díaz. Se pregunta a las aspirantes qué les ilusiona, se valora si es mejor que reorienten sus objetivos y cómo encajar horarios para facilitarles la conciliación familiar, porque suelen tener hijos a su cargo.

La mayoría son mujeres de entre 32 y 44 años, con estudios de Secundaria y bachillerato, también hay universitarias y profesionales altamente cualificadas. En "Incorpora" están involucradas, como empleadoras, empresas como el hotel La Boroña, en Gijón, que lleva años colaborando, grandes marcas como Lacera, Leclerc, el Grupo Tierra Astur, Mantequerías Arias, El Corte Inglés y, sobre todo, muchos pequeños negocios.

Lydia Sánchez es la coordinadora del plan de empleo de Asturias. Ella y el resto de las responsables del programa constatan el benéfico efecto que trabajar e independizarse económicamente tiene en las mujeres que intentan desembarazarse del peso del maltrato. "Las mujeres cambian, tiene otra luz, se les nota en la sonrisa, en la alegría. Entran por la puerta de la Casa y parecen otras", aseguran. El trabajo les proporciona tranquilidad y les permite sacar adelante a su familia. La búsqueda de empleo forma parte de un proceso de "reconstrucción personal" que lleva su tiempo. "Empiezan de cero, no; de menos cero", añaden.

La marroquí Atika Ouakili es un buen ejemplo de lo que cuentan. Llegó a España con 18 años, con su exmarido, y tomó la decisión de dejarlo con 23 años, con un hijo de cuatro años, embarazada de seis meses y sin el apoyo de su familia. "La trabajadora social de Lugones me dirigió a Cruz Roja y estuve en la Casa Malva seis meses. Llegué aquí en el 2011. Al nacer el bebé ya estaba en los pisos tutelados. Luego entré en 'Incorpora'. Empecé a trabajar, cuando mi hija tenía dos meses, en un plan de empleo municipal, de peón de instalador de pladur", relata sobre sus inicios en el mercado laboral en Asturias. Después de un año, con cuatro meses de paro, aprovechó para sacarse el carné de conducir, aprender a usar el ordenador, mejorar su currículum y entrenarse para las entrevistas de trabajo. "Me gustaba la hostelería, había trabajado como camarera. Ahora estoy en el hotel La Boroña, de Gijón; empecé como auxiliar de cocina, me fueron dando confianza y ahora soy la segunda de cocina", refiere. Ignacio Fernández, director del hotel La Boroña, asiente cuando la joven dice que siente su empresa como "su segunda casa" porque la satisfacción es mutua.

"Me dieron una oportunidad única. Mi vida ahora es la de una mujer más. Después de tanto tiempo haciéndote creer que no puedes hacer nada, me dieron confianza y fui saliendo, poco a poco. Sin duda, ahora estoy mucho mejor que antes", asegura Atika Ouakili. De momento, el hotel está cerrado y la plantilla en ERTE, pero en breve cuentan con reanudar la actividad.

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