Más de un centenar de anunciantes, entre ellos algunos de los grandes, como Unilever, Coca Cola o Starbucks, anunciaron en los últimos días que dejarán de publicitarse en Facebook al no limitar los responsables de la red social los contenidos que incitan al odio. El goteo de retiradas de los anunciantes, en el contexto de las movilizaciones antirracistas en Estados Unidos y de las críticas generalizadas a Facebook por no controlar ciertos contenidos, provocó una caída del 7% del valor de la compañía en bolsa, una devaluación similar a la sufrida por Twitter. Como respuesta, Zuckerberg anuncia que Facebook comenzará a alertar a los usuarios de los contenidos violentos o de incitación al odio, como ya hace Twitter.

El boicot de anunciantes contra Facebook y otras redes sociales cobró fuerza a raíz de las protestas antirracistas en EE UU. La cadena de cafeterías Starbucks fue la última en sumarse al comunicar que paralizará toda la publicidad en plataformas de redes sociales mientras debate "internamente, con socios mediáticos y organizaciones de derechos civiles en un esfuerzo por frenar la propagación de discurso del odio", un mensaje similar al que en días precedentes lanzó Coca Cola. En el caso de la multinacional del refresco, esta suspensión será por treinta días, en los que se replanteará su estrategia publicitaria. Unilever fue más allá y comunicó que suspende la publicidad en redes sociales por lo que resta de año. El impacto de todo ello en el valor de los grandes de las redes fue inmediato y la cotización de las acciones de las compañías tecnológicas Facebook y Twitter registró caídas de más del 7% en Bolsa.

Como respuesta, el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció que la red social empezará a alertar a los usuarios cuando un político o alguien de relevancia pública emita un mensaje que viole su normativa de uso, algo similar a lo que ya hace su rival Twitter. Entre las nuevas medidas destacan las alertas a mensajes que la empresa considera noticiosos y que por eso mantiene publicados pese a que sean contrarios a sus normas comunitarias. Con ello, la compañía rectifica en su rechazo erigirse como moderadora de los contenidos que se comparten en sus plataformas, especialmente si estos provienen de personajes de relevancia pública.