La princesa Leonor y la infanta Sofía asistieron ayer por vez primera a un funeral de carácter institucional acompañando a sus padres, los Reyes, a la ceremonia que se ofició en la catedral madrileña de Santa María la Real de la Almudena por las casi 30.000 víctimas del coronavirus en España. La heredera de la Corona y su hermana, con vestidos negros en señal de luto, llegaron caminando con sus padres a las puertas del templo y en el interior ocuparon junto a ellos los sitiales destinados a los miembros de la Familia Real.

En los últimos años se suceden los actos oficiales con presencia de la princesa y la infanta, pero hasta ahora no habían asistido a ninguna misa funeral de carácter institucional. Doña Leonor y doña Sofía, también vestidas de luto en esa ocasión, sí participaron el pasado 27 de mayo en el minuto de silencio que presidieron los Reyes en el Palacio de la Zarzuela junto a una bandera de España a media asta por los fallecidos de la pandemia. La última vez que se vio públicamente a las hijas de los Reyes fue el pasado 26 de junio en una videoconferencia con los ganadores de los premios Princesa de Girona.

El funeral por las víctimas del coronavirus no era de Estado, sino promovido por la Conferencia Episcopal, oficiado por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y concelebrado por todos los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española. Además de los Reyes y sus hijas, asistieron a él autoridades del Estado y representantes de otras confesiones religiosas.

El arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Carlos Osoro, -quien ocupó la Archidiócesis de Oviedo entre 2002 y 2009- destacó en su homilía los ejemplos de solidaridad que pusieron de manifiesto en la sociedad estos meses frente "al sectarismo, la crispación y el enfrentamiento". Citó en concreto la actuación del personal sanitario y farmacéutico, de los transportistas, los empleados de supermercado, de los servicios de limpieza, los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, los docentes, los periodistas, los voluntarios de Cáritas y otras muchas organizaciones sociales, y los sacerdotes, religiosos y religiosas.

El cardenal Osoro lamentó "la pérdida de miles de personas, entre ellas muchos mayores, sin que haya sido posible estar junto a ellas". "Esta pandemia nos ha sorprendido a todos y ha roto nuestros esquemas. Una tormenta inesperada y furiosa llegó a nosotros y nos hemos sentido frágiles y desorientados", aseveró. Osoro expresó además su solidaridad con todas las personas que han perdido a seres queridos y se refirió a las actitudes ejemplares que se han puesto de manifiesto. "Y ahora, cuando afrontamos una crisis económica y social sin precedentes, hay que seguir cimentando nuestra sociedad así para que nadie se quede atrás", añadió.

Previamente, el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, tomó la palabra para dejar constancia de que la Iglesia hace suyo el dolor de los familiares de las víctimas de la epidemia y aclarar que el funeral era tanto por las víctimas del covid como por los fallecidos durante el confinamiento que no pudieron recibir la despedida merecida. Omella destacó la "gran reserva de humanidad, caridad y acción solidaria" demostrada por la sociedad y expresó su confianza en que la experiencia propicie "una transformación interior".

Ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni el vicepresidente segundo Pablo Iglesias asistieron a la ceremonia. En representación del Gobierno, lo hizo la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. El presidente del PP, Pablo Casado; el portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos, Edmundo Bal, y el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, acudieron al acto, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. También las presidentas del Congreso, Meritxell Batet, que a la entrada de la Catedral conversó con la Princesa Leonor y la Reina, y la del Senado, María Pilar Llop.