El covid-19 ha obligado a confinar desde ayer y durante 14 días a los 10.000 vecinos de Íscar y Pedrajas de San Esteban, en Valladolid. A las 11.30 horas comenzaban los controles de acceso por parte de la Guardia Civil en las localidades vallisoletanas, separadas por cinco kilómetros, donde, sin embargo, se mantienen abiertos los locales de hostelería y los comercios, y se permiten también los paseos. Este confinamiento, acogido con "responsabilidad" por los vecinos y autorizados judicialmente, se produce tras un brote con, al menos, 42 positivos, relacionado con una comida celebrada el pasado 11 de julio por los trabajadores de un matadero.