Los muertos por la pandemia de coronavirus ya se cuentan con siete dígitos. La estadística global oficial de fallecidos por el covid-19 superó ayer la barrera del millón, apenas diez meses después de que se declarase el primer brote en la ciudad china de Wuhan. Una cifra que deja clara la dureza con la que la pandemia ha golpeado al planeta, pero que según muchos analistas es bastante inferior al número real de muertos a consecuencia del virus.
Los datos oficiales apuntan a que el número total de infectados en el mundo supera ya los 33 millones de personas. El hito del millón de muertos, siempre según las cifras oficiales, se superó en la tarde de ayer, cuando comenzaron a sumarse al cómputo global las actualizaciones de los países americanos, donde la pandemia está golpeando con especial crudeza en los últimos meses. De hecho, la nación con mayor volumen de fallecidos del planeta es, con mucha diferencia, Estados Unidos, donde al cierre de esta edición se rozaban los 210.000 fallecidos, con más de siete millones de casos confirmados.
Tras la nación norteamericana, el siguiente país con más víctimas mortales es Brasil, que supera los 140.000 óbitos. Ningún otro país del globo alcanza los 100.000 fallecidos, aunque India (con más de 95.000 muertos) está próximo a superar ese hito.
México (con más de 76.000 fallecidos), Perú (más de 32.000), Colombia (25.000) Chile (12.600) y Argentina (15.500) son los otros países latinoamericanos entre los quince de todo el mundo con mayor volumen de víctimas mortales a causa del coronavirus.
En el triste ránking de los países con más fallecidos por covid-19, España ocupa un lugar destacado: es, a día de hoy, el décimo país del mundo con más fallecidos, tras registrar ayer 31.232, y muy cerca del noveno, Francia, que cerró la jornada con 31.700. Y es que Europa occidental es, en números globales, una de las regiones más castigadas del mundo. Una afección que es aún más grave si se contabilizan los casos positivos y los fallecimientos en relación a la población total de la región.
Pese a la gravedad de estas cifras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que el saldo final de la pandemia duplique este volumen de fallecidos. Así lo reconoció, el pasado viernes el director de Emergencias de la OMS, Mike Ryan. "La cifra es inimaginable, pero no imposible", reconoció Ryan, recordando que aún restan en torno a nueve meses para tener una vacuna.
