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De Madrid "a la mejor tierra de Europa"

Los asturianos que ayer viajaron a la región desde la capital mostraban su alivio por poder alejarse del epicentro de la pandemia

La familia Díaz, que llegó en tren desde Madrid, a la salida de la estación de Renfe. CAROLINA DÍAZ

Más de la mitad de los asientos del autobús hacia Asturias van vacíos, muchos se han echado atrás. A las 12.00 horas de ayer, en el intercambiador de Moncloa solo se hablaba de una cosa. Cierran Madrid. Los pasajeros piensan en la excusa que tienen para viajar por si, de camino, hay control policial. Ir a médicos o viaje de trabajo son las razones que más alegan. Es el caso de Paula Ramos, ovetense, estudia Farmacia en la capital y tiene que volver a casa por una cita médica. También para "cambiar el armario", reconoce. El plan era venir el puente, pasar por consulta, ver a la familia, coger la ropa de invierno y volver a la capital.

"Fue sentarnos en el autobús y empezar a llegar las notificaciones de que no iban a dejar salir", relata nada más bajarse del autobús en la estación de Oviedo. Estaban en regla, pero por los pelos. Por la autopista, más o menos a la altura de León, se cruzaron con otro Alsa. En él viajaban historias opuestas. Aquellos que dejan Asturias para volver a Madrid. Claudia Fernández Seguén protagonizaba una de ellas.

Son las 16.15 horas. En Oviedo, la joven espera cargada la llegada del autobús que la devolvería a la ciudad confinada. Tiene que volver a Madrid para regresar a las aulas de la Politécnica, donde estudia Arquitectura. Ironiza con las "ganas" que tiene "de confinamiento". Vino a Oviedo unos días atrás por "un compromiso ineludible", y ahora le toca volver. Por ella no lo haría. "Es que en Madrid todo el mundo está igual, o tienen covid o están confinados por contacto estrecho. Ya es el pan de cada día", lamenta mientras hace malabares para sujetar las maletas y la carpeta en la que lleva su último proyecto para clase.

Ella misma ya tuvo que confinarse en Madrid "hace muy poco" por haber tenido contacto con un positivo. Al final y, por fortuna, ella no contrajo la enfermedad. Aunque asegura que en la capital es "tan común" que ya no le da tanto miedo. "Le está pasando a todo el mundo", cuenta resignada.

Una sensación muy diferente a la que tuvo durante el verano que pasó aquí, en Asturias. Cuenta que en agosto ya veía la enfermedad como algo "lejano", como un mal sueño. "Es que aquí se está genial, Madrid es muy diferente", sentencia antes de reflexionar sobre las razones que han propiciado evoluciones tan distintas de la enfermedad y subirse, por fin, a un autobús en el que no cabe un alma. Ella, como tantos otros, vuelve a Madrid sin problemas. Más y más complicado, según avanza la tarde, es salir de la capital. Una amiga suya, cuenta, quería venir a Asturias a pasar el puente y, ahora, con la entrada en vigor de las nuevas medidas, parece que "no va a ser posible".

Son las 11.00 horas, el Gobierno no ha decretado aún la decisión de aplicar el estado de alarma, y Pepe Piera, natural de Caravia pero afincado en Majadahonda, duda sobre comprar un vuelo Madrid-Oviedo para el día siguiente. Cuesta cuarenta y cinco euros. En la radio hablan del cierre, que si sí, que si no y se lo piensa dos veces. Acaba desistiendo de su plan. Los helicópteros que sobrevuelan Madrid pocas horas después le dan la razón. Salir por ocio no iba a ser posible, o por lo menos recomendable.

Durante la tarde, los primeros trenes no solo funcionaban con normalidad, llegaban adelantados. A las 17.00 estaba previsto que llegase un tren a Oviedo procedente de Madrid, faltaban cinco minutos y los viajeros ya salían de la estación. Entre ellos un nutrido grupo de turistas. Todos coincidían en que no se les había puesto "ningún problema para viajar". "Y eso que hemos hecho Alicante-Madrid, Madrid-Oviedo", relataba Marta Díaz antes de buscar el siguiente transporte que llevaría a la familia hasta su destino, Posada de Llanera. Venían a pasar el puente, como tantos otros habían planeado. Los planes estaban hechos antes de que las administraciones tomasen la decisión de cerrar Madrid. "Menos mal que hemos llegado a la mejor tierra de Europa", sentenciaba su hermano Pedro Díaz.

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