“Juana de Castilla fue totalmente fiel a la dinastía y a su familia, y antepuso a todo lo demás los intereses de su hijo Carlos”. Así lo dijo ayer la periodista y escritora María Teresa Álvarez, durante la presentación de la novela “Juana de Castilla”, que tuvo lugar en el Club Prensa Asturiana en formato digital, a través de una conversación entre la autora y la periodista Carmen González Casal.

María Teresa Álvarez, que en poco más de un mes va por la tercera edición del libro en el que relata la vida de la hija de los Reyes Católicos que pasó a la historia como loca y permaneció 46 años encerrada en Tordesillas, se reafirmó en su tesis de que Juana conservaba sus facultades, aunque tenía reacciones que chocaban en la sociedad de su época, como el hecho de que no aceptase las infidelidades de su marido, Felipe el Hermoso, duque de Borgoña, primogénito de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de María de Borgoña, nacido en Brujas, en el condado de Flandes (hoy Bélgica). “Ha sido muy duro escribir este libro, que hice durante el confinamiento; sobre todo al llegar a los últimos años de Juana, he llorado mucho al hablar de su deterioro y de lo sola que estaba”, aseguró María Teresa Álvarez, que va por su novela número trece y reconoció ayer que le encantaría novelar la vida de María Magdalena, a su juicio, una víctima de las “fake news” en la antigüedad. La obra, publicada por La Esfera de los Libros, muestra a una mujer culta y sensible y falta de cariño, al ser traicionada por los hombres que la rodeaban: su padre, Fernando el Católico, su marido, Felipe, y en cierto modo su hijo Carlos, rey de Castilla, como heredero de su madre y coronado como emperador Carlos V. Sobre la figura del hijo, Álvarez se mostró convencida de que realmente no era consciente del estado en el que vivía su madre. “Se vieron poco, pero Carlos pasó navidades con ella, y yo creo que en el fondo la quería”, señaló. María Teresa Álvarez también considera que existe una relación directa entre la abdicación de Carlos, su retiro a España y la muerte de su madre unos meses antes. “Siempre he pensado que de algún modo, él sentía remordimientos por la situación de su madre y siempre incluía la firma de reina al lado de la suya”, señaló la escritora.

María Teresa Álvarez presenta a Juana como una mujer ilustrada, que es capaz de enseñar a su hija Catalina francés y música. “Una persona que está loca no es capaz de hacer todo eso; además, las hijas de los Reyes Católicos siempre fueron el asombro de las cortes europeas por su gran cultura”, indicó la autora, cuyo interés por la figura de Juana le viene de lejos, hasta el punto de haberla incluido en uno de los capítulos de su serie para Televisión Española “Mujeres en la Historia”.

Álvarez recalca que el gran mensaje del libro es dar a entender lo importante que es el afecto en la vida: “Es la mejor medicina, Juana careció de cariño, estaba sola completamente, aunque pasó periodos más agradables como el año que vivió cuando Hernán Duque asumió la jefatura de su casa y le permitió salir a pasear y a montar a caballo, dándole un respiro”, explica Álvarez.

En la vida de Juana, una mujer que careció de fuerza para gobernar, existen datos curiosos como el hecho de que murió en un Viernes Santo y también sobrevivió a la peste. Su hija Catalina fue reina de Portugal y abuela del legendario Don Sebastián, aunque quizá eso sea materia para otro libro.