De origen leonés, Sandra López León (Ciudad de México, 1976) es médica y tiene doctorados en Epidemiología y Genética Molecular por la Universidad de Erasmus en Róterdam. Ha vivido en España, México, Israel y Holanda, y actualmente reside en Nueva York. Es una conocida divulgadora científica.

–¿Por qué se han logrado en menos de un año dos vacunas de ARN mensajero?

–No es que se haya logrado en menos de un año. El desarrollo de la tecnología de la vacuna ARNm empezó hace 30 años. Además, para llegar a este punto fue necesario entender el mecanismo de cómo el ARN produce proteínas y tener la tecnología para poder hacer la secuenciación del virus en pocos días. Es el trabajo de cientos de científicos en las últimas cinco décadas. En lo que respecta a las fases de desarrollo, se hizo con mucha eficacia, hubo eliminación de la burocracia y muchos pasos se fueron preparando de antemano. La seguridad y la efectividad en ningún momento se comprometió.

–¿Qué implica la aprobación de emergencia de una vacuna?

–La aprobación normal no se da hasta que se hayan completado todos los estudios clínicos. En la aprobación de emergencia o autorización condicional se otorga una aprobación temporal, aunque no hayan terminado todos los estudios clínicos, debido a la emergencia sanitaria. En ningún momento se descuida la calidad, seguridad y calidad, los cuales también se seguirán monitoreando cuando esté la vacuna en el mercado.

–¿Cuándo se sabrá si las vacunas protegen de la transmisión del virus o solo de la enfermedad?

–Los estudios preclínicos en animales demostraron que la vacuna si previene la transmisión del virus, pero no sabemos qué sucede en los humanos. Se sabe que la vacuna es eficaz para prevenir que enfermemos, pero tenemos que esperar a los resultados de los estudios clínicos y observacionales para confirmar que en humanos la vacuna evita la transmisión del virus a otras personas.

–¿Es justificado el miedo de algunas personas a que el ARN inyectado modifique su ADN?

–Esta idea es completamente errónea y no tiene ninguna base científica. La vacuna ARNm no entra al núcleo de nuestras células, en donde se encuentra nuestro ADN. Por lo tanto, no afecta ni reprograma nada de nuestro ADN.

–Una vez que se inocula la vacuna de ARN mensajero, ¿cómo es que nuestras células no fabrican la proteína espícula del SARS-CoV-2 indefinidamente?, ¿cómo “saben” cuándo parar de fabricarla?

–Las moléculas de ARNm son muy lábiles. Una vez que entran a la célula humana dan las instrucciones para hacer la proteína que buscamos, y en un par de días se degradan. Es nuestra célula la que las destruye sin dejar restos.

–¿La tecnología de ARN mensajero podría servir para curar otras enfermedades, como el cáncer?

–Sí. Hay programas en desarrollo para tratar cáncer de pulmón, de piel, de próstata y pancreático. Puede llegar a ser una revolución en la medicina. En teoría se puede usar ARNm para producir cualquier proteína dentro del cuerpo. Cuando digo proteínas me refiero a muchas estructuras, como anticuerpos, enzimas, hormonas y neuropéptidos. El éxito de la vacuna de COVID-19 es un gran hito científico e histórico.