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El hombre de 108 años que ha sobrevivido a dos pandemias y anima a vacunarse: "No hay que temer, porque tendrá efectos secundarios como cualquier medicamento"

El pintor en activo más longevo de España vivió dos pandemias: la gripe española y el COVID: “No han logrado llevarme por delante”, sonríe en su centésimo octavo cumpleaños

Luis Torras, 108 años: "En cuanto me llamen, me vacuno"

Luis Torras, 108 años: "En cuanto me llamen, me vacuno"

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Luis Torras, 108 años: "En cuanto me llamen, me vacuno"

Es el pintor en activo más longevo de España. El vigués Luis Torras no es lo que se espera de un centenario que esta semana cumplió 108 años. Más bien, es todo lo contrario. Primero, porque está lúcido. Lucidísimo y desprovisto de andadores u oxígeno, sin más ayuda que un audífono. Pero el oído no se lo llevó la edad, si no que se lo robó la guerra. Y segundo, aunque no último, que para Luis Torras los años solo cuentan si se viven; esto es, si se dotan de sentido y acción. “Cumplir por cumplir años es como si no vivieras”, explica el día que se asoma al pico más alto de su cumbre vital, su centésimo octavo cumpleaños. “Lo importante de los 108 años es que hagas algo en la vida, por ti y por los demás y si puedes, obras de arte”, completa el artista plástico entre dos lienzos. A su derecha, un cuadro de Vigo durante una regata –la Volvo Ocean Race– cuyas luces son puro impresionismo. Al otro, una vista de A Guarda que no desmerece. No son sus últimas creaciones, pero sí obras en las que ha vuelto a recalar el año del confinamiento

Es la segunda pandemia a la que sobrevive. Nacido en 1912, la gripe española le cogió siendo un niño que iba a clase de pintura con Vidales. Había cogido los pinceles con solo siete años. Cien años después, el coronavirus no ha alterado mucho sus costumbres taciturnas. Ha pintado un retrato de su hijo de joven, algún bodegón... “No han podido llevarme por delante”, sonríe.

Hablamos de la esperanzadora vacuna contra el COVID. “Consultaré al médico. Si me dice que sí y puedo, me vacunaré si me llaman. Yo creo que sería conveniente que todo el mundo se vacunase, esa es mi opinión. No hay que temer, porque tendrá efectos secundarios como cualquier medicamento”, opina. Habla con conocimiento, porque en años anteriores, se ha puesto la vacuna contra la gripe. Y prosigue, irónico: “A veces me refreno, porque si me ve entrar el médico por el despacho con algún dolor leve a mis años, dirá ¿pero qué viene a hacer aquí a su edad?”. Cambia el rictus y razona: “Yo me fío totalmente de los sanitarios porque esos sí que están jugando la vida y la gente no se da cuenta”. “Estoy tranquilo. Yo cumplo, pero no entiendo ese jolgorio y tanto saltarse las normas sanitarias. Y ahora, que aumenten tanto los muertos con las fiestas es culpa nuestra”, critica.

La vida, asegura con experiencia, “está llena de dificultades; es dura y representa un esfuerzo tremendo”. “Yo no dependo de mí y he perdido la libertad, ya no me atrevo a salir a ningún sitio, pero sigo a pesar de las dificultades. Trabajo como si fuera a vivir cien años más”, afirma. “Cada año es como una ola”, compara el artista. “Por lo menos, me he despedido de todos mis amigos y me ha dado tiempo”. Eso sí, también asegura que no le pide más a la vida. “Me voy satisfecho, no solo por mí sino por mis alumnos y la gente con la que la he compartido. Yo he tratado a mis alumnos como compañeros y he puesto todo de mi parte”, explica este pintor figurativo desde el taller de su casa en la calle Emilia Pardo Bazán. Tampoco vende su obra.

No obstante, es difícil apreciar diferencias en su rostro o en su ánimo con respecto al año anterior, o al otro. Y su compañera no se queda atrás. Su mujer, María Jesús Incera, –hija de militar y nieta de notario, y solo diez años menor que el pintor– raya en la centuria pero conserva una inmortal belleza en la mirada que ya ocupó los pinceles de su marido en más de una ocasión. Ahí sigue su cuadro, presidiendo la entrada del hogar. Esos ojos idénticos la delatan, con casi 98 años. También casi intacto tiene el humor. ¿Qué regalo le pide al 2021? “No le pido nada, todo lo que me traiga, lo quiero”, bromea la mujer que lleva a su lado más de setenta años –se casaron en 1946– y que sigue atenta siempre la conversación.

“Sigo ensayando técnicas para mejorar…”, ilustra. No solo las técnicas, si no la composición del cuadro, le consumen horas. Últimamente, incluso le mantiene en vela de madrugada. Torras se acuesta todos los días a las 21.30 horas, confirma su nuera Marina, que bromea en una especie de equipo que forma con María Jesús.

Él asegura que ya no duerme nunca más de tres o cuatro horas. “La pintura tiene la culpa de mis desvelos”. ¿Por qué? “Trabajo todo los días para conseguir ese ‘oficio’”, reconoce, “el oficio no se aprende nunca”. Al otro lado, junto a la puerta de entrada, luce un impresionante Cristo crucificado. Justo en el umbral, en la despedida, Torras se acerca:

“Si viene un nuevo año, lo pasaré aprendiendo”

La actividad (artística) del centenario vigués también rompe los clichés. Este año visitó la exposición de Silverio Rivas, “Mente/ Materia” en la Casa das Artes de Vigo, en el mes de agosto y en un receso de la pandemia. Lo confirma su nuera, que lo acompañó a la cita en taxi. Precisamente, fue entonces cuando vio de primera mano desde los cristales de la ventanilla la reforma –aún en ciernes– en la Gran vía para dotarla de rampas. Esa era, precisamente una de las avenidas por las que solía pasear. Y también había sido la Casa das Artes, sede permanente en Vigo de su colección, el espacio elegido para una muestra antológica con medio centenar lienzos suyos.

Aquella fue, en 2008, la última muestra individual de Luis Torras, que donó a su ciudad 17 cuadros en depósito, que se sumaron a otros 50 lienzos donados ya en 1998. Antiguos alumnos de la clase de dibujo ornamental que impartía y otros profesores de diferentes disciplinas, celebraron un homenaje por su 104 cumpleaños que aún recuerda. “Me emocioné. Que casi cincuenta años después, los estudiantes de Artes y Oficios se acuerden de mí, fue uno de los actos más emotivos de mi vida”.

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