La muestra “Horos kyklos”. | P. P.

“Cuando las mariposas baten sus alas” es una de las tres muestras visitables en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial. Reflexiona, desde el arte, sobre las incógnitas que plantea la inteligencia artificial. Y, al menos durante la mañana del pasado viernes, los escasos visitantes que gozaron de la muestra casi habrían podido escuchar hasta el vuelo de una mosca.

Estuvo poco concurrida la jornada previa al fin de semana en el centro artístico, a pesar de que la responsable de actividades del centro, Karin Ohlenschläger, cifró en 300 los usuarios que cada semana visitan el equipamiento. Salvo por algún trabajador que otro, el movimiento fue, el viernes, más bien escaso en un centro al que le arrecian las críticas por sus cuentas, gastos y actividades, que, como desveló LA NUEVA ESPAÑA, tiene una absoluta dependencia de las ayudas públicas.

Lo primero que un usuario ve al entrar al centro es el mostrador de entrada. Un punto en el que se hace obligatorio dejar el nombre y el teléfono a la recepcionista de turno como parte de protocolo del covid-19. El viernes pasado, ese fue uno de los pocos contactos humanos que los visitantes de las exposiciones tuvieron. El resto de voces humanas se escucharon solo en los vídeos explicativos de las muchas obras que se exhiben. Hay carriles de ida y de vuelta para mantener la distancia de seguridad, que, dada la poca afluencia, estaba más que garantizada.

La primera muestra apreciable es la obra de la artista Celia Viada “Horos kyklos = límite de la rueda”, una reflexión sobre el significado del horizonte y “su vinculación a un sistema capitalista, colonial, patriarcal, racista y violento”. El grueso de la obra es una proyección en la pared que muestra imágenes de gran carga emotiva sobre la línea del horizonte. El viernes, las varias butacas que el centro pone para visionar el contenido estaban vacantes.

La segunda exposición, que comparte galería con la obra de Viada, es “Off Love” de Noemí Iglesias Barrios. Se trata de un sesudo análisis de la impronta de las aplicaciones de citas telemáticas, tan en boga en los últimos años. El grueso del estudio, desgajado en gráficos y tablas de contenido elegantemente maquetados, se puede consultar en un ordenador que hay en la enorme sala. Eso sí, no hay colas para sentarse en el PC.

“Cuando las mariposas baten sus alas” es la exposición que más espacio ocupa en Laboral Centro de Arte. Nada más girar la esquina, se advierte colgada del techo la obra de Daniel Canogar “Synaptiic Passage”, de 2010. Son 80 kilos de cable eléctrico reciclado, proyectores, reproductores multimedia, USBs y vídeo proyección que trata de sugerir “la comunicación constante que ocurre en el denso y enrevesado tejido del cerebro”. Como el resto de las obras, al menos la mañana del pasado viernes, no gozó de muchos visitantes que pudieran disfrutarla.

Laboral Centro de Arte y Creación Industrial facturó, según su último balance anual publicado en su web, 158,17 euros en 2019 por ventas de entrada, lo que se corresponde con 79 visitantes. El equipamiento, eso sí, exime del pago de la entrada a buena parte de sus visitantes. Entre exposiciones y talleres, el equipamiento asegura haber recibido algo más de 29.000 visitantes y usuarios a lo largo de todo el 2019.