Probablemente sea el mejor resumen de un año de pandemia a ojos de una niña de siete años. Se llama Martina y vive en la provincia de Salamanca. Su madre encontró casualmente el texto que su hija había escrito en una libreta para dictados en la que, súbitamente, la pequeña expresó su hartazgo por las restricciones a las que ha obligado el covid-19 en toda España.

En la última página escrita, tras una redacción en la que alguien se encontraba en una bodega un cargamento escondido, la pequeña Martina no pudo más y escribió lo que sentía, repitiéndolo y recalcándolo con mayúsculas: “Me aburro, ME ABURRO. Vamos al mar, VAMOS AL MAR. Bicicleta. Vicicleta (sic). Me cago en todo. ME CAGO EN TODO”.

Su madre encontró el cuaderno cuando recolocaba una estantería de la habitación de su hija. La familia ha sufrido varios confinamientos en casa por sospechas de covid, además de las limitaciones que ha impuesto en sucesivas ocasiones la comunidad autónoma de Castilla y León.