La XXVIII Temporada del Festival de teatro lírico español de Oviedo arranca el próximo jueves día 25 con un programa doble que lleva por título “Granada” y pone en escena dos títulos aparentemente tan diferentes como “La temperancia”, de Gerónimo Giménez, y “La vida breve”, de Manuel de Falla, que también se representarán el sábado día 27. Son dos nuevas producciones del Teatro de la Zarzuela de Madrid y del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, y cuentan con la dirección de escena y escenografía de Giancarlo del Mónaco y la dirección musical de Iván López Reynoso.

La soprano Virgina Tola, en “La vida breve” y la mezzo Ana Ibarra, en “La tempranica”, lideran los repartos de los dos títulos de esta primera entrega de la temporada lírica ovetense. Ibarra define la producción que está ensayando estos días en el Campoamor de “La tempranica” como una “introspección” dentro de la psicología de la protagonista. “A Tempranica le hemos dado la vuelta de dentro hacia afuera. Lleva las emociones muy al límite. Cuando está feliz lo lleva al extremo y cuando está triste lo está hasta casi morir”. Afirma Ibarra que es muy fácil identificarse con la protagonista porque “todos, en algún momento de nuestra vida, nos han dejado o no nos han querido como nos habría gustado, y hemos sentido que se acababa el mundo, aunque luego al final no fuera para tanto”.

Esta producción dirigida por Giancarlo del Mónaco ha llevado a Virginia Tola a interpretar por primera vez el personaje de Salud, en “La vida breve” el pasado mes de octubre en el Teatro de la Zarzuela. También en “La vida breve” todo el peso dramático de la obra recae sobre la protagonista, con especial énfasis en el “sufrimiento que experimenta una mujer desequilibrada emocional y mentalmente, con una patología, debido al desamor que tiene con Paco”, describe Tola. en la partitura de Falla, dice, “conviven reminiscencias del Impresionismo francés que, según transcurre la obra se materializan en rasgos más españoles cuando Salud muere”.

Los diálogos originales de “La tempranica” se han eliminado, asegura Ibarra, pero “existe un hilo conductor entre esta zarzuela y ‘La vida breve’ que cuenta la historia entre Granada, el maestro Giménez y Manuel de Falla”. Ambos compositores, junto al libretista y actor Julián Romea tienen sus respectivos personajes en esta producción a cargo de Jesús Castejón, Carlos Hipólito y Juan Matute. “Contamos la relación entre Giménez y Falla, que fue real. Quedan un montón de cartas que ambos se escribieron”, explica Ibarra.

Sin entrar en polémicas sobre la modificación y la pervivencia de los títulos teatrales españoles en los nuevos montajes escénicos, Ibarra se reafirma en la calidad de las producciones. “Un buen espectáculo siempre va en beneficio del género, el problema es cuando se hace un espectáculo malo o, directamente, no se programa este repertorio en los teatros. La manera de renovar el género lírico español es hacer buenos espectáculos de zarzuela, con calidad, y buenas producciones”. Insiste en que es imposible asegurar su permanencia si no hay un compromiso de los teatros por programar este espectáculo.

Ambas cantantes coinciden en apuntar la dificultad vocal de los personajes protagonistas de estas dos obras, cada una con sus particularidades. “La encuentro particularmente difícil. Es una partitura muy exigente, con una tesitura muy extrema en la que además los sentimientos se llevan al límite”, explica Ibarra sobre su papel en “La tempranica”. Para ella, los cambios en la técnica vocal desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad “aumentan la dificultad porque las cantantes del pasado colocaban la voz para hacer los agudos, pero los registros graves se asemejan a lo que escucharíamos en un musical. La ventaja es que hoy en día hemos ganado mucho en sonoridad con la técnica actual”.

En palabras de Tola “La vida breve” requiere para el personaje de Salud “una actriz que canta”. Reconoce que los meses de confinamiento los dedicó a trabajar sobre la partitura “empleando más tiempo del que pensé en un primer momento”. La búsqueda de sonoridades específicas asociadas con los momentos más dramáticos ha sido el principal objetivo de Tola. “Era algo necesario para describir en términos musicales el estado anímico del personaje”. Para la soprano argentina la alternancia de “partes muy virtuosísticas, cantadas, semihabladas, cambios de registro y un fuerte temperamento” hacen de “La vida breve” una obra que conviene afrontar con cautela, desarrollando habilidades vocales muy específicas y con mucha dedicación. “Tras veinte años de carrera, siento que ahora tengo los recursos vocales y actorales que exige este título, que ha sido muy enriquecedor”, afirma.

Tanto Ibarra como Tola tienen una amplia experiencia en el repertorio lírico español. “La zarzuela para mí ha sido una gran escuela de técnica vocal, y si no lo haces así corres el peligro de destrozarte la voz”, apunta Ibarra. La experiencia de Virginia Tola con la zarzuela viene de la mano del concurso Operalia, “donde hicimos muchos conciertos con Plácido Domingo, que le da muchísima importancia a la música española, y gracias a él yo he conocido la zarzuela”. Con Falla tiene Tola una afinidad muy especial, “porque terminó sus días en Córdoba (Argentina) y era muy amigo del compositor argentino Carlos Guastavino, quien era oriundo de la ciudad en la que viví toda mi infancia”.