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El doble de Franco

Entre los fantasmas que han emergido con la devolución del pazo de Meirás, sobresale el caso de Isidro García Collado, cuya familia sostiene que desapareció en 1942, cerca de la segunda residencia del dictador, con la finalidad de suplantar al caudillo

Isidro García Collado, junto a un retrato oficial del dictador: el parecido es más que evidente.

Enrique Martínez tuvo la confirmación de que había al menos “dos caudillos” la tarde del 7 de julio de 1960, cuando tenía 18 años y trabajaba de soldador en Bazán. “Me enviaron al yate ‘Azor’, en Sada (La Coruña), a reparar el aparato con el que Franco pescaba cachalotes. Iba muerto de miedo, pero me tranquilizaron diciéndome que en aquellos momentos estaba pescando en el Eo. De pronto –rememoraba a finales de los noventa, cuando estaba jubilado y residía en Valencia– me tiraron de la manga desde el camarote del caudillo, en el que me habían recalcado que no podía entrar. Maldije, pensando que me gastaban una broma, y casi caigo fulminado cuando veo aparecer a Franco en persona”. El hombre, contaba, creyó que lo iban “a fusilar”, pero el dictador se lo llevó adentro y le hizo preguntas sobre el aparato. “Al día siguiente, todos los periódicos publicaban la foto con el salmón que el caudillo había pescado en el Eo a la misma hora en la que hablaba conmigo en el ‘Azor’ ”.

Enrique Martínez comentó el episodio del “Azor” solo con su mujer –“no se lo dije ni a mi madre, por temor a lo que pudiera pasar”– y lo mantuvo en secreto hasta 1994. Ese año, él y su esposa veían el programa de TVE “¿Quién sabe dónde?” cuando apareció la foto de un hombre muy parecido a Franco del que unos familiares argentinos reclamaban información, ya que no sabían de él desde que en los años cuarenta había desaparecido durante una visita a Galicia. La mujer de Enrique, Adela García, dejó escapar una exclamación al ver en la pantalla el nombre de la persona: Isidro García Collado era el hermano de su padre.

“Creíamos que siempre había vivido en Argentina –explicaba Enrique Martínez–, pero cuando contactamos con estos familiares argentinos a través del director del programa, Paco Lobatón, descubrimos que el tío Isidro había llegado a Galicia en 1942 para recoger a su hermano y llevárselo a Tucumán, donde regentaba un negocio de fotografía. Sin embargo, nunca volvió a Argentina. Aquí, en Galicia, se lo tragó lo tierra”.

Martínez se entrevistó con Lobatón y le contó el episodio del “Azor” y la creciente sospecha de que su tío Isidro, del que hasta entonces nunca había visto una foto, podría haber sido el doble de Franco. Lobatón le pidió que contara el episodio en el programa. Y lo hice, tras más de “30 años de silencio”.

El pasado, sin embargo, se presentó en casa de Enrique Martínez pocos días después. “Vino a verme un policía jubilado que se identificó como exmiembro de la escolta de Franco y me aseguró que yo tenía razón, que Franco tenía un doble. Me dijo que me lo explicaba por mi tranquilidad, pero que lo negaría siempre, y me aconsejó que no removiera el pasado”.

A partir de este momento, Enrique Martínez y su mujer intensificaron sus relaciones con los parientes argentinos y reconstruyeron el rompecabezas del familiar desaparecido. “De joven trabajó en Sada para Barrié, a quien ayudaba en sus cacerías, y quien le pagó en 1930 un pasaje para Argentina, donde se casó. En 1942 vino a Galicia para llevarse a su hermano Antonio, pero nunca llegó a contactar con la familia, a pesar de que se hizo un llamamiento a través de RNE desde A Coruña”.

Después de diversas averiguaciones a raíz de su participación en el programa “¿Quién sabe dónde?”, Enrique Martínez y su mujer se convencieron de que su tío Isidro fue el doble de Franco, especialmente desde que descubrieron, a través de las fotos enviadas desde Argentina, que Isidro también compartía con el dictador una herida de caza en la mano derecha.

Enrique Martínez manejó siempre una hipótesis. “Isidro seguramente fue a Sada, último lugar donde había vivido en Galicia. Imagínese la situación: un hombre idéntico a Franco se presenta en la segunda residencia del caudillo, trufada de Policía secreta. Era imposible que pasara desapercibido. O le hicieron desaparecer o lo usaron de doble. Creo más en lo segundo”.

El guion de Román Gubern para la película “Espérame en el cielo” sostiene que el doble de Franco fue secuestrado y trasladado a los sótanos del El Pardo, donde le instruyeron para que se comportara y actuara como el dictador. La película plantea también la posibilidad de que el cadáver que yacía en la tumba del Valle de los Caídos fuera el del doble y no el del caudillo, que habría sido depositado por los Franco en otro lugar por miedo a posibles atentados durante la Transición.

Isidro García Collado dejó en Argentina a una esposa embarazada y a tres hijas. “Les envió una carta desde Buenos Aires antes de embarcar hacia Galicia en la que hablaba de planes para la vuelta. Un año después, alguien, nunca nos dijeron quién, ordenó vender su negocio”. Parte de la familia argentina, que nunca dejó de buscarlo, cree que Isidro contactó en 1972 con una de sus hijas, Blanca Gladis García. “Esta mujer hizo desaparecer toda la documentación sobre su padre y no se habla con el resto de la familia. Además, experimentó un repentino e inexplicable enriquecimiento”, afirma Enrique Martínez. La mujer de Isidro, Milagros, que murió en Tucumán en el año 1958, intentó saber a través de abogados quién había ordenado desde España liquidar las posesiones de su marido, pero “todas las pistas habían sido borradas misteriosamente”.

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