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“Les Arts Florissants”, el dinamismo del Barroco francés en el Auditorio

La formación liderada por William Christie interpretó una selección de canciones del siglo XVII fuera de los cánones habituales

“Les Arts Florissants”, durante su concierto de ayer en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. | Luisma Murias

No era un concierto habitual, ni por la formación, ni por el repertorio, así que el público lo disfrutó, aunque no tanto público como cabía esperar por la calidad de lo que se vio ayer en Oviedo dentro del ciclo de Conciertos del Auditorio.

“Les Arts Florissants”, capitaneados por William Christie (dirección musical y clave) ofrecieron un programa que se sale de los cánones habituales, con un repertorio muy específico de canciones francesas de comienzos del siglo XVII, que conocen muy bien.

Un programa que era una rareza en toda regla y que pese a centrarse en la canción francesa durante la casi hora y media de actuación, resultó de un gran dinamismo. Ello se debió a los cambios continuos en la agrupación, con el protagonismo de los distintos cantantes interactuando entre sí o alternándose en las partes solistas. También se produjeron varios cambios en la instrumentación a lo largo de toda la sesión. Y contra lo que pueda parecer, con William Christie sentado al clave, el fundador de “Les Arts” sigue siendo el alma mater de la formación.

El concierto tuvo partes de semiescenificación con músicos, cantantes y el propio Christie marcando la percusión con sus manos sobre una mesa que habían colocado en el centro del escenario, o acompañando su música haciendo los clásicos pitos con los dedos.

Las temáticas de las canciones también dieron la oportunidad a los cantantes para mostrar los afectos, las emociones, tan típicos del Barroco.

Sí que hubo números dramáticos pero también otros más joviales, incluso cómicos. El “O che gioia ne sento mio bene” de Etienne Moulinié (1599- 1676) se convirtió en todo un canto a la vida, en contraste con el “N’espérez plus mes yeux (Air avec doubles)” de Antoine Boesset (1587- 1643) en cuya interpretación destacó la soprano Emmanuelle de Negri, muy expresiva en su canto, manteniendo los vibrato y logrando una dicción que permitía entender perfectamente los textos, algo en lo que “Les Arts” se ve que ha trabajado mucho porque es una constante durante todo el programa.

Destacable en esa semiescenificación fue también el “Souffrez, beaux yeux pleins de charme”, también de Moulinié, en el que los dos personajes protagonistas lograron un punto cómico que logra dar vida a la música más allá de la partitura.

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