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Un concierto digno del mejor Beethoven

El Auditorio despide con una cerrada ovación a Oviedo Filarmonía y “El León de Oro” tras una brillante interpretación de la “Novena sinfonía”

Oviedo Filarmonía, el coro “El León de Oro” y los solistas, durante el concierto de ayer. | Miki López

Lucas Macías, director de Oviedo Filarmonía (OFIL), y Marco Antonio García de Paz, director del coro “El León de Oro”, compartieron ayer en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo el mayor honor que puede recibir un músico: la cerrada ovación de un público agradecido. Fue el reconocimiento al esfuerzo mayúsculo de las dos formaciones por levantar esa catedral de la música que es la “Novena sinfonía” de Beethoven, una obra que no por conocida deja de ser menos impactante.

Resultaba chocante que, en una trayectoria ya de cierta amplitud como es la de Oviedo Filarmonía, la orquesta nunca hubiese interpretado la “Novena”. Casi parecía un reto maldito, después de que el confinamiento obligase, el año pasado, a suspender la función y reprogramarla para esta primavera, dentro del ciclo “Conciertos del Auditorio”, con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA. Pero la espera mereció la pena, y la formación ovetense, reforzada para la ocasión, mostró hechuras de gran orquesta, pese a algunas cuestiones puntuales de afinación en el primer movimiento y un tempo relajado en el segundo. Peccata minuta en una interpretación que cogió por la solapa al público desde el mismo inicio.

El público del Auditorio, antes del comienzo del concierto. | Miki López

Los cantantes, que lucieron una gran compenetración, también estuvieron a la altura del reto. El barítono David Menéndez, el primero en intervenir, estuvo muy seguro durante todo el concierto. La mezzo María Infante y el tenor Mikeldi Atxalandabaso dotaron a su interpretación de gran personalidad, mientras la soprano Vanessa Goikoetxea arropaba a sus compañeros y lucía su gran fraseo.

La orquesta iba a más a medida que avanzaba el concierto. En el tercer movimiento, Macías y sus músicos lucieron buen empaste y gran homogeneidad, sobre todo en el ataque de las cuerdas. Pero la apoteosis llegó con el cuarto movimiento y la entrada de “El León de Oro”. Tras un comienzo dramático, impactante, orquesta y coro bordaron la interpretación desde el inicio, integrando muy bien a los solistas y dignificando la obra de Beethoven. Esa “Novena” que Oviedo Filarmonía nunca había interpretado antes y a la que, viendo la entusiasta reacción del público, debería volver más pronto que tarde.

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