LeBron James sale bastante bien parado de esta primera incursión como principal protagonista –además de productor– en un filme de ficción. Y eso que tiene como compañeros de reparto a los personajes de “Looney Tunes”, los magistrales “cartoons” de la Warner.
Aparecen la mayoría de las celebridades de Looney Tunes, de Bugs Bunny a Coyote y Correcaminos. Y en el bando contrario, un hombre de hielo y fuego, una mujer arácnida y un androide capaz de controlar y dilatar el tiempo. Lo menos importante es el balón, aunque no la canasta: los mates son de altura. Pero el relato desfallece pronto y la trama no da para 120 minutos. También hay una especie de choque, obligado en una cinta de 2021, entre la visualización analógica de los “cartoons” y toda la parte digital del partido de baloncesto, donde el conejo Bugs y demás dibujos animados dejan de tener el toque “vintage”.
En “Space jam” (1996), los dibujos animados jugaban contra un equipo de extraterrestres y contaban con la ayuda de Michael Jordan. Ahora es LeBron James quien pide la ayuda de los “cartoons” para jugar, vencer, salvar su mundo y recuperar a su hijo y a su familia. Todo en uno. El partido carece de épica, pero nunca el resultado de un “match” de baloncesto fue tan determinante para el futuro de sus protagonistas.