Puede que “El Cover” sea una ópera prima, pero lo cierto es que su responsable, Secun de la Rosa, llevaba ya muchos años configurando una poderosa personalidad creativa.
Es “El Cover” una pequeña rara avis, y no porque en ella se mezcle con mucho ingenio y frescura el género musical con el drama adolescente, sino porque logra componer un espacio único a la hora de hablar del éxito y del fracaso, de las máscaras que todos llevamos a cuestas a través de la historia sobre un grupo de personajes que buscan, en una ciudad de contrastes como Benidorm, su lugar en el mundo.
Podemos descubrir al Secun más virtuoso, capaz de elaborar un plano secuencia de 10 minutos. Pero también está ahí el Secun sensible, el que sabe cómo dotar de alma a sus personajes para que la película tenga corazón. Y eso es muy interesante, porque, a pesar de sus altibajos, “El Cover” tiene varias virtudes que son un milagro: humanidad, transparencia y emoción.
