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Una “Flauta mágica” hecha por y para los niños

La compañía gijonesa “La Federica”, con cantantes, músicos y actores de entre 9 y 15 años, interpreta en Oviedo para el público infantil su versión de la obra de Mozart

Jorge Martínez Ferreño (Tamino), en el centro, junto a sus compañeros Adrián Santín, Manuel Cañas, Julia Viñuela y Cayetana Martínez, en un momento de la representación. | Irma Collín

Podría pensarse que la ópera no es el espectáculo más adecuado para que los niños lo disfruten un sábado por la tarde. Pero ayer se demostró que sí, que programar una ópera infantil es buena idea, aunque sea día de derbi regional. El Teatro Campoamor acogió la representación de la adaptación para niños que Maite Heres ha hecho de la ópera “La flauta mágica”, de Wolfgang Amadeus Mozart. Y el teatro se llenó, cierto que la entrada era gratuita.

La pequeña Gabriela Secades y su madre, Tania Guillén.

Además, no solo había niños en las butacas, sino también en el escenario, que mantenía la escenografía de la versión “adulta” de la misma ópera que se representa estos días dentro de la temporada lírica ovetense. En este caso los cantantes no eran grandes tenores o sopranos, por ahora, sino los niños y niñas de “La Federica-Compañía Musical 440”, de Gijón, un total de 19 actores y cantantes y seis músicos, todos ellos con edades comprendidas entre los 9 y los 15 años.

Daniel Villar (Papageno), junto a los cuatro genios. | Irma Collín

La representación de su particular versión de “La flauta mágica” cumple con los dos objetivos de esta compañía gijonesa. Por un lado se forma a los niños y niñas en distintos campos artísticos, como canto, baile, música o interpretación teatral (todos ellos presentes en la ópera), y por otro lado se presenta una producción muy atractiva para el público infantil que se identifica con lo que ve en el escenario, donde hay personas de su edad y no un grupo de adultos contándoles un cuento.

Tal vez por eso la conexión que se establece entre intérpretes y público es tan especial. Apenas habían sonado las primeras notas de la obertura cuando una madre tuvo que sacar del teatro Campoamor a un niño aterrado. No era ni mucho menos culpa del pequeño ni de los músicos; fue la oscuridad y la inmensidad del teatro lo que le produjo ese miedo.

Mientras el desconsolado pequeño salía del patio de butacas, en escena ya había comenzado la acción. Ni los músicos ni los actores, que ya estaban en el escenario, se inmutaron lo más mínimo. Saben lo que es un susto de esos y, más aún, saben mantener la concentración en el escenario.

“La flauta mágica” hecha por niños y para niños cuenta la típica historia de la princesa secuestrada por un rey malvado y un príncipe que sale al rescate de la que será su amada. Un clásico que encantó a los pequeños que ayer la disfrutaron.

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