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Premios | “Princesa de Asturias”

Las restricciones covid son monárquicas

La distancia y las limitaciones por la pandemia son muy gratas a la Fundación y acentúan sus características de fieles servidores en la gran gala anual de la sucesión dinástica

La Familia Real, tras el concierto en el Auditorio Príncipe Felipe IRMA COLLÍN

Esta edición de los Premios “Princesa de Asturias” es presencial porque hay vacuna del covid. Normal que les hayan dado el premio de Investigación Científica y técnica a Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Ugur Sahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert. Son los siete extranjeros que han salvado millones de vidas en el mundo y la presencialidad en Oviedo de esta edición de la gala de la sucesión dinástica de la monarquía española.

A la Fundación el covid le venía tan mal como a cualquiera, pero las medidas anticovid no tanto. La primera vez que vimos fotografiada la distancia que evita los contagios fue el 21 de mayo de 2020 en la reunión telemática del patronato de los Premios. Aparecían en un despacho, sentados a las mesas, Luis Fernández-Vega, presidente, y Teresa Sanjurjo, directora, separados por una distancia de las de llamar al mayordomo para pedirle que pase la sal. Para que la imagen fuera ejemplar, bajo la silla del presidente había una pegatina redonda y roja con 2 M escrito en blanco. La pedagogía de la Fundación nos enseñó a estar juntos y separados en el Barrio Sésamo Covid.

"Las Nórdicas" llevan casi dos décadas recibiendo a la Familia Real en Oviedo

"Las Nórdicas" llevan casi dos décadas recibiendo a la Familia Real en Oviedo VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

La monarquía tiene distancia y los dos metros que marca el covid son ideales. Los Reyes a dos metros –al otro lado de una valla plástica y junto a un policía bigardo– saludan con la mano en diapasón, miran, sonríen y el público monárquico dice:

–¡Qué cercanos!

Y el público republicano –que hoy puede venir de comer el desarme– les grita:

–¡Fartones!

Los Borbones son altos para asegurar esa distancia que necesita la monarquía. Van cuatro siglos que parecen fauna en peligro, pero nunca se extinguen en la península Ibérica. Son altos porque la función real crea la altura dinástica

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Los Borbones son altos para asegurar esa distancia que necesita la monarquía. Estos adaptativos franceses que empezaron a reinar en el siglo IX son la primera familia española desde 1700. Van cuatro siglos que parecen fauna en peligro, pero nunca se extinguen en la península Ibérica. Son altos porque la función real crea la altura dinástica.

Lo explica la naturaleza en los cuellos largos de las jirafas: en el siglo XVIII Jean-Baptiste Lamarck conjeturó que eran así para poder ramonear; en el siglo XIX, Darwin y Russel Wallace señalaron que el cuello largo de la jirafa llegó primero y les dio ventaja evolutiva sobre los cuellicortos, y en el siglo XXI los científicos sugieren que evolucionó así para hacer frente al Sol, orientándose a él para reducir su superficie expuesta. (Yo tampoco lo entiendo).

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La alfombra azul del Auditorio: así ha sido la llegada de los invitados al concierto de la OSPA Irma Collín

¿Por qué son altos los Borbones? Al principio era para, aún descabalgados, sobresalir sobre el pueblo y que vieran su cabeza –la que va acuñada en las monedas– desde las últimas filas. Desde que son algo más cercanos la estatura asegura que la mano que estrechan en las recepciones vaya al final de un brazo largo que marque la distancia. Se han adaptado físicamente a la distancia que marca el protocolo.

¡Qué cercano era el lejano Juan Carlos I! De él se decía que rompía mucho el protocolo. En realidad, rompía mucho todo. Los reyes no “rompen el protocolo” porque no rige para ellos. Lo que hacen es romperle el protocolo a los demás.

Cuanto más crece el pueblo, más crece el Borbón. Contemos a Juan Carlos I, que es Borbón y Borbón, como español aunque tenga tanto aporte genético extranjero, haya nacido en Roma y haya tenido siempre una buena alimentación que no fue general entre sus coetáneos. La talla media de los españoles de su edad es de 1,68. La suya fue de 1,88, veinte centímetros más. Ahora está menguado.

Cuando vienen Leonor y Sofía, ¿qué comentamos? –Madre, fía, lo que crecieron estes chiquilles en un año.

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Felipe VI, que es Borbón y Grecia, nació en Madrid en 1968. La media de los españoles de su edad es 1,75. Felipe mide 1,97, 22 centímetros más. La diferencia entre Borbón padre y Borbón hijo es de 9 centímetros. Al español medio –que está hecho de millones de españoles– le llevó 72 años, de 1910 a 1982 crecer 10 centímetros.

La Reina Letizia, al no ser Borbón, mide 1,68. Las generaciones de mujeres nacidas en España entre 1939 y 1968 no pasaron de los 160 centímetros de altura. La media de las nacidas en 1972 es de 162. Letizia Ortiz es altina, pero tiene que subsanar en público los casi 30 centímetros de su marido caminando sobre agujas y con una postura corporal muy recta, que adquirió en danza.

Los Borbones siempre ganan en altura a los borboneados.

Cuando vienen Leonor y Sofía, ¿qué comentamos?

–Madre, fía, lo que crecieron estes chiquilles en un año.

–Ye más grande la pequeña.

–Sí, ye más Borbona.

Veamos cuál es la voluntad de los españoles respecto a los representantes que podemos elegir. Hartos de José María Aznar (1,70) hemos votado presidentes cada vez más altos. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez miden metro noventa, pero aún les saca la frente el último Borbón.

Ahora que se ven en su tiempo de servicio cosas que no son méritos y afectan al disfrute de su recompensa, Juan Carlos permanece en Abu Dabi para no perjudicar a Felipe. Hasta tal punto la monarquía es distancia

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La Fundación Princesa de Asturias es más monárquica que los Borbones. Los Borbones no son reyes porque sean monárquicos, sino porque hay monárquicos que quieren que sean reyes. Si se comportan como monárquicos es porque les gusta ser reyes. A Juan Carlos le educaron un monárquico que no pudo ser rey, Don Juan, y un monárquico que, como no podía ser rey, se hizo dictador, Franco. De los dos aprendió que ser monárquico no es nada, que lo que mola es ser rey.

Con la confianza que da la veteranía, cuanto más se comportaba Juan Carlos como un rey, más avergonzaba su conducta a los que creen que la monarquía es algo más que un sistema con alguien que vive como un rey. Me refiero a cuando iba a matar elefantes, andaba con una princesa de cuento y hacía crecer su tesoro de rey. Que ser monárquico sea creer en cosas raras no invalida el bochorno de estas personas. Cuando Juan Carlos dejó el cargo para que se salvara la monarquía, su gran empeño fue seguir siendo rey, aunque fuera emérito.

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Así ha sido la llegada de los Reyes y sus hijas al Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo LUISMA MURIAS / IRMA COLLÍN

Emérito: En la Roma antigua, dicho de un soldado: Que había cumplido su tiempo de servicio y disfrutaba la recompensa debida a sus méritos.

Ahora que se ven en su tiempo de servicio cosas que no son méritos y afectan al disfrute de su recompensa, Juan Carlos permanece en Abu Dabi para no perjudicar a Felipe. Hasta tal punto la monarquía es distancia.

La Fundación, más monárquica que el rey, aprovecha dos medidas anticovid que acentúan su carácter: la distancia y la restricción. Inscribirse, registrarse, identificarse, actividades pensadas para aforos limitados, teleconferencias de prensa con los premiados que establecen la cercanía remota, circuitos para impedir los pasos periodísticos fuera de pista... Así consigue la transmisión masiva en espacios televisivos, radiofónicos, periodísticos, internéticos, instagrámicos de la restricción, que favorece el valor de cierta exclusividad para las personas que valoran estar en la recepción del Reconquista, asistir al concierto del Auditorio, entrar a la gala en el Campoamor, la pequeña aristocracia de la monárquica fundación de la corte de Oviedo.

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