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Tureci y Sahin: “En cuatro o cinco años sabremos si las vacunas contra el cáncer funcionan”

Los fundadores de BioNTech rechazan la liberalización de patentes y planean producir su inyección contra el covid en países africanos

Udur Sahin y Ozlem Tureci Muel de Dios

Udur Sahin y Ozlem Tureci, el matrimonio de científicos turcos que completa la nómina de los siete premiados con el “Princesa de Asturias” de Investigación Científica y Técnica, llegaron a Oviedo cargados de buenas noticias. “Puede parecer ciencia ficción que se pueda fabricar una vacuna a demanda, personalizada y única para cada paciente, pero nosotros empezamos a trabajar en ello hace años”, reveló Tureci. Eso es lo que permite el ARN mensajero y lo que llevan haciendo en BioNTech desde 2012, con ensayos clínicos de vacunas contra el cáncer, a la medida de cada paciente y que tardan en fabricar entre cuatro y seis semanas, activan el sistema inmunológico y permiten reducir y controlar los tumores malignos. “En cuatro o cinco años sabremos si funcionan. Vamos evaluar su éxito, comparándolo con los tratamiento estándar de otros pacientes en todo el mundo”, indicó Tureci. “Van a ser asequibles y se van a poder usar en la sanidad normal”, aseguró.

Tureci y Sahin crearon en 2008 la empresa de biotecnología BioNTech, que junto a la farmacéutica estadounidense Pfizer, sacó adelante la primera vacuna contra el covid-19. La modesta compañía fundada por los dos médicos se disparó en bolsa y ha colocado al matrimonio entre las cien grandes fortunas de Alemania. “El objetivo siempre ha sido que nuestras vacunas estén disponibles para todas las personas del planeta. Vamos a conseguir antes de 2021 distribuir más de 3.000 millones de dosis en 140 países y unos 1.200 millones de vacunas a final de año irán a parar a países con rentas medias y bajas. El año que viene seguiremos en esa línea y a mediados de 2022 todos los habitantes del mundo podrán tener acceso a estas vacunas”, prometió Udur Sahin.

Tureci, su compañera, se manifestó en contra de la liberalización de las patentes. “Esa no es la solución puede ser incluso un problema”, opinó, y contó que BioNTech planea fabricar la vacuna en plantas de países de África. “El 40 por ciento de nuestras vacunas van a estos países y ésta es una oportunidad extraordinaria para conseguir que esos países sean autosuficientes. Hay que construir instalaciones de fabricación allí, para que lleguen más rápido a la población”, argumentó empresaria.

“Hay tres décadas de investigación tras esta vacuna, no apareció de la nada”, manifestó Tureci ayer, durante la rueda de prensa que el matrimonio ofreció a su llegada a Oviedo. Su marido, Sahin, explicó cómo, en la recta final de su desarrollo intensificaron el ritmo de trabajo, con turnos de doce horas y el laboratorio en funcionamiento las 24 del día. “La vacuna fue desarrollada sin atajos”, indicó Sahin, y su eficacia y su seguridad, añadió, están fundamentadas por ensayos clínicos en los que participaron 60.000 personas. “Era casi imposible pero hemos hecho posible lo imposible”, declaró.

“La vacuna, tal y como está actualmente, ofrece suficiente protección, muy alta, y por ahora no es necesario adaptarla a las variantes actuales”, comentó la dueña de BioNTech, aunque, “dado que es un virus nuevo y en cualquier momento pueden surgir variantes que escapen de la protección de las vacunas actuales, seguimos haciendo todas las pruebas pertinentes”.

La contención de la pandemia de covid-19, dijo el matrimonio, “ha sido un éxito de la sociedad en general, no solo de la ciencia, y es la demostración de que la humanidad tiene la capacidad de responder eficazmente a las crisis si trabaja unida”. “Uno de los aspectos más maravillosos de todo lo que ha sucedido es que la ciencia haya podido responder tan rápido, no solo la ciencia sino muchas personas: los trabajadores sociales, los sanitarios, los que las han desarrollado las vacunas, los que las han fabricado, los que han evaluado su seguridad y los medios de comunicación, que también han ayudado mucho”, reconoció Sahin.

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