Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

George Pehlivanian, durante el concierto. | Irma Collín

La música rusa caldea el final de temporada de la OSPA en Oviedo

El público del Auditorio ovaciona con entusiasmo la brillantez del director George Pehlivanian y del pianista Denis Kozhukhin

La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) cerró ayer su temporada Seronda con un programa íntegramente dedicado a la música rusa. Supuso la vuelta a Oviedo del pianista ganador del premio “Queen Elisabeth”, Denis Kozhukhin, a quien el público ovacionó con entusiasmo.

La primera obra del programa, el preludio “Khovanschina”, de Mussorgsky, con orquestación de Rimsky-Korsakov, fue una pequeña píldora muy inspirada que la OSPA afrontó con mimo con Pehlivanian en el podio.

Las exigentes variaciones sobre un tema de Paganini de Rachmaninov que interpretó Kozhukhin fueron un despliegue de virtuosismo pianístico, sin que por ello renunciase tampoco a momentos de verdadero lirismo.

Destaca en él la facilidad para afrontar con solvencia los pasajes más comprometidos técnicamente y su capacidad para interiorizar y transmitir el romanticismo exacerbado de Rachmaninov. La OSPA tuvo que implicarse a fondo e ir más allá del mero papel de acompañante del solista.

Kozhukhin ofreció dos propinas, “La marcha de los gnomos” y la cantata “Ich ruf zu dir” de Bach, que encandilaron al público.

Cerró este cuarto programa de la temporada Seronda de la OSPA la Sinfonía n.2 de Chaikovski. Pehlivanian junto a la sinfónica asturiana ofrecieron una lectura peculiar y dinámica de la partitura; muy lírica y flexible en lo que al tempo se refiere, y con un sonido de conjunto uniforme y empastado. El cuarto movimiento, muy brillante, entusiasmó al público ovetense.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.